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Instalación pública abandonada

El polideportivo de los indigentes

Personas sin hogar y toxicómanos se cobijan en los antiguos vestuarios de Los Palmerales

El polideportivo de los indigentes

Ya que nadie lo usa para nada parecido a hacer deporte, hay quien al polideportivo de Los Palmerales le ha dado un nuevo uso. Los antiguos vestuarios de las pistas deportivas están siendo empleados desde hace semanas como una especie de albergue clandestino en el que al menos una decena de personas sin hogar pasa las noches accediendo por puertas abiertas, sujetas con candados rotos y mal colocados o saltando la valla sin más. Los vestuarios situados junto a la pista de fútbol están «redecorados» como dormitorios comunes y repletos de colchones, mantas, montañas de ropa, zapatos y demás objetos que se amontonan por el suelo con cierto orden, como en una casa destartalada pero en pleno uso.

Lo que hasta hace dos años eran duchas para los usuarios de las instalaciones deportivas son ahora habitaciones aisladas del resto con una manta o una sábana colgando de las paredes desconchadas, mientras las perchas y los bancos de madera se utilizan como «pseudoarmarios» para ordenar el calzado y las prendas de vestir. Completan el mobiliario alguna mesa hecha con cubos y piezas de plástico, así como estanterías improvisadas sobre los muros que separan las estancias y en los que se almacenan botellas, productos de higiene personal y también utensilios para consumir droga, cucharas, botes de plástico cubiertos con papel de aluminio, tabaco, pastillas y algún cupón de la ONCE caducado.

La luz la proporcionan velas y el agua se transporta en garrafas. Esas son las condiciones en las que viven un grupo de personas que cada noche entran por donde pueden y que cada mañana se marchan a hacer su vida dejando allí sus cosas. Dicen algunos vecinos del barrio que un hombre en concreto, toxicómano para más señas, se ha montado allí un negocio y cobra por entrar a dormir, a modo de hospedero. Que lo sabe todo el mundo, que la Policía Local ha estado allí y no entra. Dicen esos mismos vecinos que en algún sitio tiene que dormir la gente que no tiene dónde dormir, y que la culpa de que se hayan colado en este polideportivo y no en otro sitio es del Ayuntamiento, que lo tiene completamente abandonado, sin mantenimiento ni vigilancia alguna.

Ante las cámaras de este diario entran por las puertas dos parejas pasada la media noche de un jueves, una mujer a las diez y media de la mañana de un viernes o un joven sobre las once que solo quiere meterse un momento al baño -roto, por supuesto- para consumir droga. Sale a orinar en el jardín otro hombre que pasa el tiempo dentro de una de las salas.

El polideportivo se cerró en noviembre de 2011. Desde el Ayuntamiento, concretamente desde la Concejalía de Deportes, se vino explicando que los continuos actos vandálicos impedían hacer uso normal de las instalaciones (un problema que venía de antiguo), ya que desaparecían los grifos, las tuberías de cobre, las manivelas de las puertas... incluso una escalera de la piscina en pleno agosto obligando a cerrar antes de que terminara la temporada de baño.

El cerrojo se echó hace tres años inicialmente para buscar soluciones. Por eso agrupaciones de vecinos vienen reclamando desde hace tiempo que se recuperen las instalaciones para que puedan usarlas los jóvenes y niños del barrio, que no son culpables del vandalismo de otros. Basura amontonada, puertas con boquetes, ventanas rotas, paredes en ruinas, cerrojos reventados... esas son las credenciales de un polideportivo que hoy por hoy, tal y como está, le trae al barrio de Los Palmerales de todo menos salud, aunque para algunos sea un hogar.

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