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La división del grupo municipal del PP tumba a Alonso una profunda remodelación de gobierno

La alcaldesa pretendía retirar Hacienda a Latour y sustituirlo por Pujalte y darle la presidencia de Visitelche a Sebastián Polo

Sebastián Polo DIEGO FOTÓGRAFOS

A punto estuvo Mercedes Alonso de provocar una mayor crisis en el grupo municipal popular este verano al intentar hacer una profunda renovación en su equipo de gobierno aprovechando el cese de la edil de la Sanidad, Cristina Martínez, que pasó al grupo no adscrito por sus desavenencias tanto con la regidora -cree que no la defendió ante el Consell- como con la nefasta gestión que la Conselleria de Sanidad estaba realizando en Elche.

Dos de los cuatro concejales críticos del PP con la gestión de Alonso: Sebastián Polo, actual edil de Policía, y Manuel Latour, responsable de Hacienda, eran el centro de la diana. Al primero, la regidora quería colocarlo en Turismo como presidente de Visitelche y sustituirlo por Latour, que así dejaba hueco en Hacienda para «meter» como recambio a Antonio Luis-Martínez Pujalte, hombre de su total confianza.

Las razones, según fuentes de estos ediles «díscolos», son las desavenencias con el hombre que controla la caja municipal, no en vano vienen elecciones en nueve meses y desde la Alcaldía se quieren realizar más inversiones para poderlas vender en la campaña electoral, y con Latour al frente de las cuentas municipales, las alegrías económicas son mucho más reducidas. Del mismo modo «castigaba» al concejal Polo -un edil que incomoda especialmente a Alonso- quitándolo de un área que ella considera que no se está llevando con diligencia y ofreciéndole viajes por media Europa para promocionar Elche, es decir, «perderlo de vista unos meses», según las mismas fuentes. Acción Social, que la lleva Pujalte en la actualidad, hubiera pasado a controlarla Loli Serna.

A los otros dos concejales «críticos» -Daniel McEvoy y María José López- no iba a cambiarlos de sus responsabilidades, aunque también tuvieron un papel decisivo en la marcha atrás de la alcaldesa al formar un frente común con los compañeros «señalados». Una vez comunicados los cambios que «proponía» Alonso, este grupo de concejales amenazó con dejar sus responsabilidades pero no sus actas de concejal, lo que evidentemente hubiera provocado un cisma de tal calibre que hubiera dejado a Alonso contra las cuerdas. De hecho, la marcha de Cristina Martínez ya ha provocado que el PP esté en minoría, aunque como ya ha anunciado en repetidas veces la regidora, será la junta de gobierno y no el pleno el que tome las decisiones más trascendentales de aquí hasta que finalice el mandato. Una prueba de ello fue el último pleno sobre el estado de la ciudad, donde cuatro concejales del PP no acudieron despreciando, en buena medida, el órgano de mayor legitimidad democrática de un Ayuntamiento.

Gestiones en Génova

Tras el nuevo revés de compañeros del propio grupo popular -fuentes cercanas a la máxima autoridad municipal reconocieron que gestionó muy mal el órdago de Cristina Martínez, que le afectó no sólo en el plano político, sino en el personal- la alcaldesa intentó recabar apoyos desde Génova y trasladar su malestar por la actitud del Consell. Según explican los concejales, Alonso está convencida de que la culpa de su situación actual la tiene Alberto Fabra por no haber parado los pies a Manuel Llombart cuando éste decidió destituir a la edil Martínez, cuando «sólo faltaban diez meses y mover a esta edil suponía revolver un gallinero que, hasta la fecha, estaba bastante tranquilo, máxime cuando el PSOE, el gran adversario político, no tiene aún ni candidato.

En estos círculos del PP incluso se asegura que la puesta en escena que realizó la alcaldesa en el Foro de Nueva Economía en Valencia y Madrid creó cierto revuelo en el entorno del president, que veía en Alonso un posible rival a la Generalitat Valenciana y que no le ha importado poner en peligro el gobierno de la tercera ciudad de la Comunidad Valenciana. Además resultó llamativo el escaso desembarco de autoridades de primer nivel en el Misteri. Se notó y mucho la ausencia de Fabra, que con su presencia hubiera mostrado un apoyo «incondicional» hacia la alcaldesa, cuando sabía que ésta había sufrido un importante revés político como es la pérdida de la mayoría absoluta.

Para más escarnio el Diario Oficial de la Generalitat Valenciana publicó el 7 de agosto una resolución de la Conselleria de Economía, Industria, Turismo y Empleo por la que se reconocía la Nit de l'Albà como Fiesta de Interés Turístico Autonómico de la Comunidad Valenciana. Entonces miembros destacados del PP de Elche se preguntaban: ¿Dónde está el president? En Valencia, claro está.

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