Una auténtica obra de ingeniería. Así puede definirse el túnel que los ladrones excavaron a ocho metros de profundidad para robar un banco en Elche. El pasadizo, de unos 150 metros de largo y más de un metro de alto, unía una casa vacía desde hace tiempo con una sucursal del banco Popular.

Tal y como puede observarse en el vídeo, en el que las voces aparecen distorsionadas para garantizar la protección de las fuentes, el túnel está perfectamente terminado y cuenta hasta con una toma de corriente eléctrica.

Fue el pasado sábado 23 de agosto cuando la Policía Nacional de Elche frustró el robo de una céntrica sucursal bancaria del Banco Popular. Una llamada de la empresa de seguridad privada realizada desde Madrid a la Comisaría alertó a los agentes de que algo extraño estaba ocurriendo en la oficina de la calle Jorge Juan, una de las más importantes de la ciudad. Al parecer, un haz de luz detectado a través de las cámaras de seguridad y procedente de una linterna dio la voz de alarma.

Cuando los agentes de la Policía Nacional entraron en la sucursal bancaria, cerrada el sábado al público, descubrieron un enorme agujero en una pared situada en la segunda planta del sótano, por donde pretendían acceder hasta la cámara acorazada ubicada en la planta superior. Al inspeccionar el agujero comprobaron que se trataba del acceso a un túnel, de más de un metro de altura y cerca de 150 metros de longitud, que desembocaba en una vieja vivienda unifamiliar de dos plantas situada en la calle Calderón de la Barca, a casi dos manzanas de la sucursal bancaria. Supuestamente la amplitud del túnel se debía a la necesidad de introducir por el mismo la maquinaria necesaria para hacer volar la cámara acorazada.

Sin duda, lo más llamativo del suceso es la magnitud de la infraestructura construida para perpetrar el asalto. Los ladrones se colaron en el interior de una vivienda deshabitada, que llevaba años en venta y en una calle poco transitada. Desde allí, y a más de ocho metros de profundidad, excavaron un túnel de unos 150 metros, que conducía directamente a una pared, ubicada en la segunda planta de la entidad, con más de un metro de grosor para evitar precisamente este tipo de robos. En un principio, la Policía llegó a pensar que habían usado el alcantarillado para acceder al interior del banco, hipótesis que desecharon tras comprobar esta auténtica obra de ingeniería. Los agentes encontraron picos y palas en el interior del túnel, aunque sospechas que emplearon maquinaria más sofisticada, como martillos hidráulicos, que tenían oculta en otro lugar, ya que atravesaron lo que los agentes calificaron como auténtica «piedra viva».