La Policía Nacional de Elche frustró el sábado por la mañana el robo de una céntrica sucursal bancaria del Banco Popular. Una llamada de la empresa de seguridad privada realizada desde Madrid a la Comisaría alertó a los agentes de que algo extraño estaba ocurriendo en la oficina de la calle Jorge Juan, una de las más importantes de la ciudad. Al parecer, un haz de luz detectado a través de las cámaras de seguridad y procedente de una linterna dio la voz de alarma.

Cuando los agentes de la Policía Nacional entraron en la sucursal bancaria, cerrada el sábado al público, descubrieron un enorme agujero en una pared situada en la segunda planta del sótano, por donde pretendían acceder hasta la cámara acorazada ubicada en la planta superior. Al inspeccionar el agujero comprobaron que se trataba del acceso a un túnel, de más de un metro de altura y cerca de 150 metros de longitud, que desembocaba en una vieja vivienda unifamiliar de dos plantas situada en la calle Calderón de la Barca, a casi dos manzanas de la sucursal bancaria. Supuestamente la amplitud del túnel se debía a la necesidad de introducir por el mismo la maquinaria necesaria para hacer volar la cámara acorazada.

Según fuentes cercanas a la investigación, todo hace pensar que el asalto iba a tener lugar este fin de semana, aprovechando que muchos vecinos están de vacaciones, ya que la infraestructura estaba finalizada. Los investigadores piensan que, dada la magnitud de la operación, los ladrones pertenecen probablemente a una banda organizada y especializada en este tipo de robos, y que llevaba alrededor de un mes preparando la operación. Entre otras cosas, además de cavar el túnel, estudiando la cartografía y comprobando las tuberías de alcantarillado y telefonía para evitar roturas.

Sin duda, lo más llamativo del suceso es la magnitud de la infraestructura construida para perpetrar el asalto. Los ladrones se colaron en el interior de una vivienda deshabitada, que llevaba años en venta y en una calle poco transitada. Desde allí, y a más de ocho metros de profundidad, excavaron un túnel de unos 150 metros, que conducía directamente a una pared, ubicada en la segunda planta de la entidad, con más de un metro de grosor para evitar precisamente este tipo de robos. En un principio, la Policía llegó a pensar que habían usado el alcantarillado para acceder al interior del banco, hipótesis que desecharon tras comprobar esta auténtica obra de ingeniería. Los agentes encontraron picos y palas en el interior del túnel, aunque sospechas que emplearon maquinaria más sofisticada, como martillos hidráulicos, que tenían oculta en otro lugar, ya que atravesaron lo que los agentes calificaron como auténtica «piedra viva».

Vía de escape

Los agentes creen que los ladrones estaban en el interior del banco y que alertados de la presencia policial por una tercera persona que se encontraba en la calle vigilando, emprendieron la huida por el túnel hasta escapar por la vivienda de la calle Calderón de la Barca.

Cuando los agentes encontraron el butrón accedieron al mismo, pero no lograron localizan a los delincuentes, a los que se buscó incluso por las alcantarillas de los alrededores, así como por comercios y viviendas cercanos.

Al lugar de los hechos acudieron también a recoger pruebas efectivos de la Policía Científica que examinaron a fondo tanto la sucursal como la vivienda en busca de pruebas que les permitieran localizar a los ladrones.

También se personaron en el lugar miembros del Cuerpo de Bomberos para comprobar que no había riesgo de derrumbe ni en la vivienda, ni en el túnel.

Sin levantar sospechas

El plan trazado por los ladrones no había dejado lugar a la improvisación. La casa escogida para iniciar la construcción del túnel estaba vacía y en venta desde hacía años.

Los agentes de la Policía Nacional interrogaron a los vecinos de la zona que aseguraron no haber sospechado nada.

Los delincuentes, habían cavado en las últimas semanas más de 150 metros de túnel, ocho metros bajo tierra, sin levantar ningún tipo de sospecha. Así, los escombros generados se fueron depositando llenando todas las habitaciones de la vivienda.

Hasta la coartada con los vecinos estaba calculada. Algunos residentes, extrañados por las obras en la vivienda tras años en desuso, preguntaron a los supuestos «albañiles» el motivo de la obra. Los ladrones, llegaron a asegurarles que estaban rehabilitando el hogar para los nuevos propietarios, ya que finalmente se había vendido la casa. «Me parecía raro porque nunca veía sacar ningún tipo de escombro, pero nunca me habría imaginado esto», señaló una señora que habita justo enfrente de la vivienda.

Tampoco los propietarios de los comercios cercanos daban crédito a lo ocurrido, que muchos calificaron como «un robo de película». Y mientras esto ocurría, el director y los empleados del Banco Popular respiraban aliviados pensando lo que hubiera supuesto para ellos un robo de estas dimensiones.

Operación abierta

Durante todo el sábado, agentes del Cuerpo Nacional de Policía, continuaron inspeccionando la zona en busca de indicios que les ayuden a identificar a la banda. Un grupo de delincuentes supuestamente especializados en este tipo de asaltos.

Por otra parte, el banco reforzó la seguridad privada en el interior de la sucursal.