A pesar de que las obras del AVE en Peña de las Águilas hace años que finalizaron, son muchos los vecinos que aún siguen sufriendo sus consecuencias. La aparición de grietas en algunas viviendas, hundimientos de techos y suelos o el deterioro de los caminos por el ir y venir de vehículos de gran tonelaje, son sólo algunas de las molestias que aún hoy sufren los vecinos de la pedanía ilicitana. Muchos de ellos siguen aún sumergidos en batallas legales con la constructora para reclamar estos daños en sus viviendas. Otros ya han perdido la guerra, aunque también hay quienes han conseguido que finalmente le paguen el coste de la reparación de los daños. Daños que oscilan desde los 1.000 euros por pequeñas grietas en las paredes, hasta los 14.000 en algunos casos, donde ningún rincón se ha salvado de grandes grietas o desconchados en paredes y techos.

Problemas a raíz del túnel

Casi todas las quejas, una veintena, tienen su origen en las obras de construcción del túnel que atraviesa la pedanía. Para su construcción, fue necesario el uso de explosivos para realizar la excavación. Según aseguran los residentes, «en las casas se sentían como auténticos terremotos, temblaba todo: paredes, suelos, muebles...». Estos temblores, añaden, serían la causa de la aparición de estas deficiencias en las viviendas, a pesar de que en muchos casos la compañía constructora no reconoce los daños.

«Me pagarían un hotel»

Este es el caso de Carlos Mora. Las grietas en su vivienda se extienden por todas las estancias del chalé, incluso en la fachada de la vivienda. «Cuando empezaron a aparecer las grietas, la misma constructura vino a evaluar los daños. Me llegaron a decir que cómo podía vivir aquí, que me pagarían un hotel por lo que pudiera pasar, ya que se agrietó toda la casa». Años después tuvo que denunciar a la compañía ante la negativa de asumir los daños, desperfectos que, en su caso, los peritos han cifrado en hasta 14.000 euros. Denuncia que, finalmente, ha perdido.

«El informe geológico juega en nuestra contra», señala Joaquín Rodríguez, otro de los afectados. «Se trata de un informe muy elaborado y argumentado, en el que se ha invertidos miles y miles de euros, por lo que es difícil que un juez, a expertos técnicos, lo rebata», señala.

«Los vecinos no tenemos dinero para elaborar uno propio que lo contradiga, nos costaría más que las cantidades que reclamamos, así que poco podemos hacer», lamenta.

Sin embargo, la batalla legal sigue adelante. En su caso, la piscina comenzó a perder agua a causa de una grieta que no ha podido identificar. La única solución es impermeabilizar de nuevo la piscina, cifra que asciende varios miles de euros, una obra que «apenas tenía un año y que ya está con desperfectos».

Otro de los motivos que causa la indignación de los vecinos es la disparidad de criterios a la hora de asumir los daños. Mientras que a Carlos Mora le han denegado los 14.000 euros que reclamaba, su vecino, Rafael Rodríguez, cuya vivienda se encuentra al otro lado del camino, a apenas 50 metros, sí ha recibido una indemnización de 2.800 euros, ya que «aparecieron varias grietas y tuve que pintar tres habitaciones».