Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El palmeral ilicitano viaja a Estados Unidos

Un rabino de Nueva York se lleva cada año alrededor de 8.000 cogollos de palma para cumplir con una tradición judía

El palmeral ilicitano viaja a Estados Unidos

El palmeral ilicitano traspasa fronteras. Un rabino de Nueva York importará hasta 8.000 cogollos de palma ilicitana para cumplir con la tradición judía del Sucot, la fiesta de las cabañas, que recuerda la peregrinación del pueblo hebreo, que deambuló por el desierto durante 40 años hasta llegar a la tierra prometida tras la abolición de la esclavitud en Egipto. Esta antigua tradición, una de las más importantes de la religión judía, se celebrará este año del 8 al 15 de octubre, y la palma juega un papel trascendental en la también conocida como fiesta de los tabernáculos, pues otro de los objetivos es dar las gracias a Dios por las cosechas de todo el año.

La palma ilicitana se convierte así en las cuatro especies que cada familia debe reunir durante estos días: la palma cerrada, un fruto del cidro, tres hojas de mirto y algunas hojas de sauce con punta fina, recreando así uno de los elementos sagrados del judaísmo. Además, las casas quedarán recubiertas por hojas de palmera, recreando así las cabañas que construían sus antepasados.

Sin embargo, la palma utilizada por los judíos es muy diferente a la tradicional palma blanca ilicitana del Domingo de Ramos. De las hojas de palmera, exclusivamente datileras, se utiliza solamente la punta de la palmera, que ha de estar completamente cerrada, sin ningún fragmento seco. De supervisar y estriar estas piezas se encarga el rabino Jonny Niasoff. La tradición dice que debe ser un judío el encargado de realizar esta labor, con el fin de seleccionar los mejores ejemplares y cuidar de que no tengan ningún insecto y estén en perfecto estado. Tras la revisión, se empaquetan con papel de periódico para garantizar su conservación, y se guardan en cajas de cartón con 80 unidades cada una, por lo que se utilizarán cerca de 100 cajas.

Tras tres días de trabajo seleccionando y empaquetando los cogollos, el rabino viajará hoy hasta Nueva York, donde tendrá que pasar un estricto control fitosanitario en el que se analizará un tercio del contenido.

La familia Serrano Valero, proveedora de las palmas y con gran trayectoria en el trabajo de la palmera en la ciudad, destaca que «llevan viniendo casi 30 años a exportar palma ilicitana», lo que también supone un pequeño empuje para la industria de la ciudad. Hace años, se llegaron a importar hasta 30.000 ejemplares, cifra que se ha reducido en los últimos años debido a la crisis y a que otras empresas también realizan exportaciones a distintos países de tradición judía.

Cada uno de estos cogollos se vende a un precio cercano a los treinta céntimos, precio que se multiplica de forma exponencial al llegar a su destino, ya que una vez en Nueva York, se distribuirá por todo el territorio americano.

El transporte y la alta cotización de los mejores ejemplares (aquellos que llegan con la punta totalmente cerrada, pues aún están verdes), pueden llegar a alcanzar un precio de hasta 50 dólares.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats