Cada año, las fiestas de agosto congregan cada noche a cientos de jóvenes que exprimen al máximo cada cita. Los alrededores de la barraca de Candalix y el parque Jaime I se convierten en escenarios de macrobotellones con adolescentes de todas las edades, en muchos casos menores de edad.

Por tanto, DYA tuvo que atender durante la semana de fiestas casi 70 casos de intoxicaciones etílicas, casi todas ellas en jóvenes de 16 a 19 años, según apuntó ayer su coordinador, Antonio Tarí. El balance, aunque resulta menos que otros años, no deja de ser preocupante ya que, en estos casos, las noches de fiesta pasan factura, visita al hospital incluida.

Además, el hecho de que la gran mayoría de casos se registre en menores de edad, hace saltar todas las alarmas, pues es un claro ejemplo de cómo cada año, las políticas de concienciación fallan, aunque es cierto que se han mejorado los datos con respecto a años anteriores.

Conscientes de la gravedad de la ingesta de alcohol entre los jóvenes, la Concejalía de Juventud organizó su propia campaña de prevención durante la Nit de l'Albà y la noche de la Roà. La primera, dirigida al público en general, informando de las consecuencias de la ingesta masiva de alcohol, y la segunda específica para conductores, con el objetivo de concienciar de una conducción responsable.

Las noches con mayor número de intervenciones fue la pasada noche de Roà, cuando se realizaron 30 intervenciones por ingesta de alcohol. El sábado 9 de agosto, durante el concierto de Andy y Lucas, se realizaron otra 20 intervenciones.

La noche de la actuación de las Nancys Rubias, que reunieron a unas 12.000 personas según fuentes policiales, se realizaron otra 14 atenciones por el mismo motivo.

La conflictividad en la zona de la barraca municipal ha descendido con respecto a otros años. Tal es así que desde DYA apuntaron a que tan solo tuvieron que atender a una persona por golpes, aunque no fue nada grave.