Las nuevas generaciones de hombres tienen un mayor y mejor manejo de las tareas domésticas, quedando lejos el estereotipo de quienes eran incapaces de freir un huevo o lavar un plato. Sin embargo, y a pesar de que la incorporación masculina al trabajo del hogar es cada vez mayor, los hombres reconocen que para ellos la plancha es una auténtica «tortura».