El proyecto Víbora II, en el que participan alrededor de 1.400 personas, se inaugura hoy sin que se haya podido acabar con la totalidad de los mosaicos que forman esta gran serpiente de dos cabezas. La escasez de pinturas o el hecho de que varios artistas de fuera de la ciudad no han podido aún desplazarse hasta Elche para dar las primeras pinceladas hace que la ladera amanezca hoy con parcelas completamente vacías y otras en las que se están ultimando los trabajos contrarreloj para finalizar sus obras antes de esta tarde, cuando se realizará la inauguración oficial.

A pesar de estos pequeños inconvenientes, tanto los artistas como la organización muestran su satisfacción con el resultado obtenido. El problema con el retraso de las pinturas es debido, «además, a problemas de producción, ya que estas pinturas se están creando exclusivamente para la ocasión al carecer de conservantes o metales pesados con el fin de conservar el medio ambiente y no contaminar las aguas del río Vinalopó», apuntó ayer Juan Llorens, uno de los coordinadores del proyecto.

Precisamente este punto ha sido uno de los criticados por los ecologistas en los últimos días, que dudan de que los pigmentos carezcan de forma total de elementos tóxicos. Por su parte, la edil no adscrita, Cristina Martínez, presentó el pasado miércoles un escrito ante el Registro del Ayuntamiento para solicitar el informe del técnico de Medio Ambiente y el de la Confederación que autorizan el proyecto. De la misma forma, Martínez insistió en conocer qué medidas de vigilancia se están llevando a cabo para evitar vertidos de pinturas o disolventes en el agua.

Ante la falta de materiales, el espíritu de compañerismo y altruismo que caracteriza el proyecto salió una vez más a la luz, ya que han sido los mismos artistas y participantes en el proyecto los que han compartido las pinturas para suplir las carencias de los distintos colores que han ido llegando con cuentagotas.

El éxito del proyecto ha sido tal que, según Llorens, actualmente hay alrededor de 25 proyectos en lista de espera por si finalmente se produjese alguna baja en una de estas parcelas que continúan «calvas» a día de hoy. Sin embargo, de las 174 parcelas adjudicadas inicialmente, «han sido muy pocas las que han abandonado el proyecto por diferentes causas, por lo que esa lista de espera ha corrido muy pocos puestos», asegura Llorens. Además, espera que los espacios que quedan por pintar se cubran pronto ya que «estas parcelas están en manos de artistas urbanos, que trabajan a una velocidad increíble y están acostumbrados a trabajar a buen ritmo».