Las aulas de la Universidad Miguel Hernández crearon el instinto aventurero de Isidro Serrano, un periodista que a los meses de licenciarse quiso buscarse a sí mismo adentrándose en el más puro periodismo de calle en el territorio de Palestina e Israel. El objetivo de este viaje era la creación del proyecto «Perdidos por la Tierra», una iniciativa que le llevó a introducirse en el conflicto entre árabes y judíos al más puro estilo de Enrique Meneses, desde dentro. El resultado será un documental audiovisual en el que narrará en primera persona las experiencias del viaje y que ya tiene colaboradores externos que han creado el diseño, los logotipos y la banda sonora de esta idea.

Los objetivos del proyecto estaban claros. Junto a su compañero, Vicente Sánchez, de Valladolid, convivió con habitantes de ambos territorios el mismo periodo de tiempo, no durmió en hoteles e intentó moverse en autostop. El presupuesto era limitado, no mucho más que para coger los vuelos de ida y vuelta, por ello trabajaron en los campos y las aldeas por las que pasaron.

Vivir en el campo

Tenían claro que querían huir del monopolio de las ciudades, sobre todo en territorio judío, en el que los habitantes estaban más acostumbrados a vivir en núcleos urbanos. Sin embargo, descubrieron que había un movimiento geográfico en el que los judíos volvían al campo porque no había tanto trabajo en las ciudades, y los árabes de naturaleza nómada volvían a las ciudades en busca de nuevas comodidades.

Tuvieron la suerte de que el recibimiento por ambas partes fue muy bueno: acamparon con los refugiados judíos, con los hippies del mar Muerto, y hasta con los beduinos del desierto del Negrev. En todos los casos su modus operandi era el mismo, cogían confianza con las familias, conocían y se dejaban conocer, y no sacaban las cámaras hasta que estuvieran en un ambiente cómodo. «Allí no tienen muy bien vistos a los periodistas», aseguró Isidro, y por ello tenían que actuar con mucha cautela.

Durante los dos meses que estuvieron entre territorios pudieron vivir en su propia piel el conflicto. «Desde el desierto veía cazas pasar y bombardear territorios cercanos, no era un peligro constante como lo pintan en la televisión, pero tienes que estar alerta», aseguró Isidro, que admitió que el tercer ojo del periodista le ayudó mucho en estos casos y aseguró que no todos valen para lo que vivió.

«Dormíamos en el suelo, sobrevivíamos con fogatas y comíamos lo mismo hasta 3 ó 4 días seguidos, incluso estando en mal estado», afirmó. Ambos periodistas estuvieron conviviendo al borde de la pobreza en el valle de Jordán, el último bastión con el que se sustenta Palestina, y pasaron largos periodos de indigestiones por la falta de agua y recursos.

Aunque no convivieron con la misma gente más de dos semanas para no crear vinculo, Isidro aseguró que aún sigue en comunicación con ellos, y que incluso, en muchos de los hogares que tuvieron, sucedieron tragedias tras su marcha. «A la semana de irnos bombardearon el campo de refugiados donde estuvimos y destruyeron todo lo que conocíamos, entonces asumes el peligro en el que realmente te encontrabas», dijo el ilicitano.

El equipo de «Perdidos por la Tierra» sabía que se encontraba en un peligro constante. «Pasé miedo mientras dormía en una cabaña, oí tiros y pensé que cualquier bala perdida podía darme a mi. Todos tienen armas, en cualquier momento se les puede ir la cabeza», declaró Isidro Serrano, que también sufrió abusos de autoridad por parte de la población militar en los check point, cuando lo arrestaron por creer que era un ciudadano árabe con doble pasaporte y lo tuvieron encerrado tres horas en un calabozo. «Me quitaron mi cartera, mi móvil y mi portátil, se reían de mi y me desnudaron dos veces antes de dejar que me fuera», recordó Isidro Serrano.

La dura vuelta a casa

Cuando el viaje llegó a su fin, el periodista ilicitano no quiso volver a Elche. «Si volvía a casa directamente me iba a volver loco después de ver todo lo que había visto», aseguró. A su llegada admitió que tuvo terrores nocturnos durante semanas, pensando en las situaciones en las que podía haberse visto envuelto y sabiendo la suerte que ha tenido. «Vuelves un poco trastocado, valoras lo que tienes en casa, incluso poder dormir tranquilo». Estas palabras de Isidro le plantean su principal objetivo, conocer sus límites, pero también su principal lección, «no te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes, y yo no lo perdí, pero vi como la gente sí lo perdía, constantemente».

Este proyecto ha conseguido gracias al crowdfinding (microaportaciones) un presupuesto de 3.000 euros para post-producción, que incluirá remasterizar sonidos, mejorar imagen y crear animaciones. También están decididos a devolver el favor a los usuarios que han realizado las aportaciones con las recompensas estipuladas según el ingreso, algo que aseguraron que es lo primordial.