En tan sólo 48 horas, de forma intensiva, especialistas de la empresa Grenzing de Barcelona han revisado la estructura y el sonido del órgano de Santa María, que se estrenó hace ocho años y que cuenta con 47 registros repartidos en tres teclados y pedal, con una destacada trompetería de batalla que hace única cada una las melodías que se interpretan en el contexto de las representaciones del drama asuncionista ilicitano. De hecho, y según explicó el organista y director de la Escolanía del Misteri, Francisco Javier Gonzálvez, «el órgano se afina una vez al año, siempre antes de las representaciones, repasando al detalle los más de 3.000 tubos que incluye y toda la trompetería».

Las preocupaciones no sólo llegan con el sonido envolvente que registra el amplio abanico de matices musicales del órgano, puesto que lo que más afecta al intrumento musical de viento, ubicado más cerca del cielo de La Festa que del suelo de la iglesia, «es el cambio brusco de temperaturas, lo que repercute especialmente en los tubos y en las maderas. Ya ocurrió hace unos años, y tras una intensa lluvia no se pudo utilizar, posteriormente, el tercer teclado, por lo que se cuida especialmente cada una de las partes del órgano y, de ahí, estas revisiones periódicas». El órgano tiene una estética estrechamente vinculada con el que construyó, a mediados del siglo XVIII, Leornardo Fernández Dávila y que desapareció durante el incendio de la basílica ilicitana en 1936, según se detalla desde la empresa barcelonesa que se encargó de su construcción en el año 2006. Ayer, una vez finalizado los ajustes y el trabajo del afinador, ya se pudo escuchar a algunos de los escolanos interpretar algunas piezas con música y voces más propias de las representaciones de agosto.

Junto a ello, la transformación de Santa María en el escenario histórico y tradicional de La Festa se podía ya contemplar a primeras horas de la noche, mientras las tribunas (del Patronato y el Ayuntamiento) tomaban vida, y en espera de tome protagonismo el andador y el Cadafal.