Las primeras pruebas, realizadas con cinco pacientes, han convertido el proyecto en realidad, y tanto el grupo de Neuroingeniería Biomédica de la Universidad Miguel Hernández de Elche como el Servicio de Rehabilitación del Hospital General Universitario de Alicante han podido comprobar el funcionamiento de un brazo robótico que, a través de las señales cerebrales, «podría moverse con el pensamiento de una acción», según los datos facilitados ayer desde la institución académica.

El objetivo de esta investigación, en la que interviene también Centro Superior de Investigaciones Científicas, «es desarrollar una interfaz cerebral que ayude a mover el brazo de los pacientes que han perdido la capacidad de movimiento. Este efecto se consigue a través de un robot que se acopla como un exoesqueleto alrededor del brazo y que la persona afectada es capaz de mover automáticamente al pensar la acción».

El proyecto, además, va dirigido a «enfermos que han sufrido accidentes cerebrovasculares o traumatismos con daño cerebral, y que han quedado con lesiones motoras en miembros tanto inferiores como superiores», según se asegura desde la UMH.