El certamen FAD de Arquitectura, en su primera edición , ha querido premiar la obra ilicitana de «El Valle Trenzado». El premio corresponde al apartado de «Ciudad y Paisaje» y, junto a él, «con carácter igualitario», según la organización, se han distinguido otros tres trabajos: «Percuso pedonal Assistido de Baixa ao castelo de Sao Jorge», en Lisboa; la Casa Entremurs, en Olot (Girona) y la obra Wild Furniture en La Floresta (Barcelona). El proyecto de Elche recibe el nuevo distintivo después de haber sido valorado como uno de los más creativos (al concurso se han presentado 381 obras) de toda Europa.

«Por una estrategia de paisaje lograda a través de un fuerte compromiso social en donde la arquitectura hace nexo entre dos realidades hasta ahora aisladas», así ha valorado el jurado este proyecto del Grupo Aranea, que esta integrado por el arquitecto Francisco Leiva Iborra, la ingeniera agrónoma-paisajística Marta García Chico y los arquitectos Antoni Baile Jiménez y Prócoro del Real Baeza, y como aparejadores a Cristina Alesón Carbonell y Maria Jesús Baeza Alemany. Este galardón acompaña al que recibió la obra el pasado junio, el Premio Europeo de Espacio Público Urbano, también ha recibido el Premio Tendencias a la Moda y el Diseño en la categoría de Arquitectura, y es finalista del prestigioso Premio Enor 2014, que se fallará en noviembre. Este proyecto vio la luz a raíz de que el Ayuntamiento lanzara un concurso internacional de ideas para unir las dos partes de la ciudad.

Unos años más tarde, en 2011 comenzó la ejecución del proyecto, que tubo multitud de trabas desde el primer momento. Al coincidir las primeras obras con el cambio de gobierno municipal, hubo disyuntivas a la hora de la realización de proyecto, ya que el partido que iba a coger las riendas municipales no tenía entre sus presupuestos «El Valle Trenzado». Esta obra, que actualmente se encuentra sin acabar, tenía desde el principio el objetivo de recuperar las huellas del tránsito peatonal que en los años 70 sesgaron la continuidad del barranco de Elche. El uso de materiales asequibles y su posibilidad accesible hace que la unión sea de una simplicidad única. Sus líneas serpenteantes moldean el paisaje y se olvidan de la horizontalidad del cauce del río, algo que los autores querían desde el principio.