El final del recorrido ya no es el mismo y el MAHE (Museo Arqueológico y de Historia de Elche «Alejandro Ramos Folqués») ha visto como se modificada el contenido de su sala XII «para mejorar una percepción más clara de cómo era la ciudad a principios del siglo XX. Esta sala tenía antes un par de pantallas con proyecciones, sin buena visualización y con un mensaje que los visitantes apenas se paraban a ver.

Ahora, hemos cambiado ese recinto que era bastante oscuro por un planteamiento más atractivo y directo que va a servir para compronder mucho mejor el recorrido final del apartado histórico del museo», explica Gemma Mira, restauradora municipal que durante los dos últimos meses ha encabezado el grupo de trabajadores que ha transformado completamente el recinto titulado «Construyendo el presente».

En ese misma línea, el coordinador de Cultura, Pablo Ruz, explicaba ayer que «la sala quedaba un poco incompleta y lo que se ha pretendido, desde el primer momento, ha sido darle una línea más pedagógica, darle más vida a esa instalación, para ofrecer una visión, en muchos casos inédita, de la historia de la ciudad en el primer tercio del siglo XX».

La aventura por conocer Elche a través de unas coordenadas muy destacadas en el mundo de la arqueología y la historia hace que, según los datos aportados por la restauradora municipal, «el proyecto expositivo, que se puso en marcha en 2007, incluye un recorrido por la prehistoria, la etapa ibérica y la romana, todo ello en el MAHE; para luego continuar con el Palacio de Altamira para conocer el Elche islámico, el patio de armas y la transformación que ha sufrido la ciudad de los siglos XV al XX».

El trayecto se cierra con la sala XII y «Construyendo el presente» a través de una selección de 14 imágenes, «del total de 54 fotografías que tenemos sobre distintos aspectos de Elche, que formaron parte del archivo fotográfico Loty, creado en Madrid en 1927 por iniciativa de los editores Charles Alberty y Concepción López, que apostaron por tomar imágenes de vistas urbanas, monumentos, paisajes y tipos populares de toda España, principalmente para que se vendieran como tarjetas postales», añade Gemma Mira. Todas estas imágenes -al parecer de Elche llegaron a realizarse un total de 84- «han dejado un magnífico testimonio de la ciudad en el primer tercio del siglo XX, tienen una gran calidad técnica y artística, además de que las fotografías del Archivo Loty nos ayudan a conocer cómo era el municipio y también cómo lo eran sus gentes», manifiesta Pablo Ruz, al tiempo que matiza que «estas instantáneas que ahora mostramos en el recorrido por el MAHE formaron parte, hace casi tres años, de la exposición de Jerónimo Guilabert que se pudo contemplar en el Lonja Medieval».

Y, así, comprobando la mirada fotográfica en blanco y negro, se puede reconocer la Glorieta o la plaza del Raval; Santa María por dentro y por fuera, los puentes de Santa Teresa y de Canalejas, la Torre de Ressemblanch, las iglesias de San Juan Bautista y El Salvador, el convento de las Clarisas, el Palacio de Altamira o la Plaza de Baix y hasta la recolección de dátiles. «La nueva sala se abrirá al público la próxima semana y completará un magnífico testimonio para la historia de Elche», concluye Pablo Ruz.