La familia de un discapacitado crevillentino al que le denegaron el acceso al Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA) para asistir a la representación de la ópera «Oh my son» de Marcos Galvany ha llevado a los juzgados la demanda por discriminación de la igualdad de trato. En este sentido, los familiares piden al ADDA una indemnización de 30.000 euros por daños morales.

El joven de 29 años, afectado por una distrofia muscular que le impide moverse, fue invitado, según apuntó su padre, por el propio artista para ver el concierto en los laterades del escenario el pasado 13 de abril. Sin embargo, «acabaron rompiendo el sueño de Alfredo», afirmó José María Sánchez.

Y es que, el mismo día de la actuación, el ADDA impidió que el discapacitado crevillentino pudiera acceder a las instalaciones.

Ante ello, tras poner una denuncia ante el cuartel de la Guardia Civil de Crevillent, ayer la familia dio un paso más y presentó una demanda ante la Ciudad de la Justicia de Elche contra la Fundación de la Comunitat Valenciana Auditorio de la Diputación de Alicante. La denuncia presentada por la protección de los derechos naturales, discriminación y falta de igualdad de trato pretende reparar los daños morales causados contra Alfredo y su familia.

En este sentido, el propio joven crevillentino, que se encuentra encamado en una camilla adaptada y conectado a un respirador, afirmó ayer que «no entiendo por qué no me dejaron entrar a ver al cantante que conocemos mi familia y yo desde hace tiempo. Espero que prospere la denuncia».

La familia aseguró ayer que nunca le habían impedido el acceso a ningún recinto adaptado para discapacitados, excepto en el ADDA, pese a que también tiene garantías de accesibilidad.

Asimismo, los padres de Alfredo admitieron que no llegaron a recibir ninguna disculpa por parte de la fundación y que para el joven, que se encuentra en plenas facultades mentales, se ha convertido en una obsesión muy grande este mal gesto.