Una nueva legión de tecnólogos va a salir a la calle en la provincia. La Universidad Miguel Hernández acaba de graduar a la primera promoción de Biotecnología, un grupo de 62 alumnos que han sido capacitados para resolver problemas y desarrollar productos para hacer la vida más fácil.
Y es que, desde la Universidad destacan que «si la Biotecnología surgió hace miles de años con la producción de alimentos y bebidas como el pan, el vino y la cerveza, ha sido en las últimas décadas cuando ha desplegado todo su potencial gracias al desarrollo de la Ingeniería Genética y la Biología Molecular, convirtiéndose en una de las más poderosas herramientas para aumentar nuestras cotas de bienestar y permitir la sostenibilidad de nuestro planeta».
El grado en Biotecnología pretende formar rigurosamente al estudiante, futuro profesional biotecnólogo, en todos los aspectos tanto biológicos como tecnológicos que le capaciten para diseñar, desarrollar y obtener productos biotecnológicos.
El vicedecano de Biotecnología de la UMH, Pedro Robles, destaca que «nos hemos empleado en dar más practicidad a los estudios, realizando prácticas en el laboratorio, simulando problemas, realizando trabajos...».
Algunos alumnos de la primera promoción de este grado, que en la provincia sólo imparte la UMH, salen con ofertas de trabajo y muchos con proyectos propios que seguirán desarrollando.
Investigaciones
Carlos Tarancón está trabajando con estratos de aceitunas que puedan tener aplicaciones tecnológicas. El proyecto de Tarancón se mueve en la rama de la biotecnología roja, que es la que se aplica al ámbito de la medicina, y desarrolla compuestos bioactivos naturales para el tratamiento de enfermedades. Concretamente, Carlos pretende demostrar el efecto antitumoral de los estratos de aceite de oliva en líneas tumorales de cáncer de mama.
Por su parte, Oliver Pérez trabaja en biotecnología de plantas. Se trata de la rama verde y su objetivo es desarrollar nuevas variedades vegetales que aporten beneficios a la sociedad.
En la rama de la sanidad, la roja, también está trabajando Ainhoa Moliner que estudia como aplicar nuevas tecnologías a ensayos clínicos. Moliner centra sus esfuerzo en patologías de retina analizando cómo una nueva tecnología se puede utilizar en la investigación con animales para inyectarles un tratamiento beneficioso, menos invasivo, y observar cómo se regeneran células muertas.
Otra tecnóloga que sale de las aulas de la UMH es Patricia Ros. Esta estudiante trabaja en la ingeniería de materiales, concretamente en biomateriales con base biológica que podrían ser utilizados en un futuro como prótesis óseas. Ros destaca que de conseguir su objetivo estaríamos ante un nuevo modelo de prótesis más beneficiosas que las actuales para el cuerpo humano.
Enma Roig ya ha realizado prácticas en empresa y su trabajo está enfocado a la rama industrial, mientras que Álvaro Montier ha conseguido una beca con la que se marchará a Suecia para realizar un máster.
Y es que la biotecnología en un área con mucho futuro, e infinitas posibilidades. En este sentido, Pedro Robles apunta que «entre todas las predicciones de profesiones con futuro aparece la biotecnología entre los primeros puestos, además el producto interior bruto que dedica el país a biotecnología va creciendo, y tenemos unas 3.000 empresas dedicadas a esto, directa o indirectamente».
