El teatro, su investigación y su mundo, lo ha traído hasta Elche en varias ocasiones; pero ahora, Denis Rafter, actor y director irlandés, vuelve a demostrar que su apuesta por los clásicos de la escena siguen teniendo validez hoy en día. Esta tarde, a partir de las 18.00 horas y en La Calahorra, ofrecerá un singular monólogo a partir de textos de Shakespeare, como clausura del Certamen de Teatro Grecolatino Ilici Augusta.

«En el espectáculo interpreto grandes textos de Shakespeare y, a través de ellos, quiero llevar al público al corazón, al alma del actor», explicó ayer Denis Rafter momentos antes de iniciar un intenso recorrido por La Alcudia; donde, acompañado de Alejandro Ramos, arqueólogo y subdirector de la fundación universitaria responsable del yacimiento, y Eduardo Fuster, director del certeamen que se ha celebrado en las últimas semanas, el dramaturgo irlandés pudo conocer más de cerca la realidad de las civilizaciones que se han ido sucediendo entre palmeras.

Fue un trayecto donde se entremezclaron preguntas, reflexiones y realidades, mientras su mente no olcutaba sensaciones encadenadas sobre el mundo de la escena. Hoy, en Elche con William Shakespeare; en agosto, en Mérida con Sófocles («Edipo rey»), y a ratos con con Santa Teresa para dar forma a un ensayo... pero siempre con el teatro como vida.

«El teatro es un instinto natural del ser humano, que sirve para sentir y para hacer sentir... Quizás, por eso, hoy el teatro es más importante que nunca, ya que estamos perdiendo la comunicación verbal. El teatro sobrevive siempre porque hay gente que quiere hacer reír, que quiere hacer llorar», añadió Dennis Rafter.

No entiende este «irlandés supersticioso y espiritual» cómo las instituciones estan dando la espalda al mundo donde viven actores y directores... «el reto del teatro pasa por mantener vivos los sentimientos universales a través de un grupo de profesionales que, cada vez más, son maltratados económicamente. No entiendo -matiza- que las instituciones apuesten por las corridas de toros y no lo hagan por las compañías de teatro que dan trabajo a mucha gente, de la escena y de otras profesiones; además de ser una sólida manera de contribuir a la educación de los niños o a la reflexión de los mayores», concluyó.