Es la primera vez que se ha reunido una selección tan amplia de la labor fotográfica realizada por Pedro Ibarra (Elche, 1858-1934), aportando luz y respuestas a una serie de dudas permanentes en torno a la colección de 1.152 instáneas que formaron parte de los fondos del que fuera historiador y archivero ilicitano. «El destino de los negativos ha supuesto una incógnita para los investigadores desde hace años, en concreto desde 1939 cuando se reiventariaron para recibirlos en el Ayuntamiento por la compra realizada a Isabel Martínez Nadal, su viuda. Lo que he pretendido con este trabajo es unificar y dar a conocer, por primera vez y en un solo volumen, una buena parte de todo el trabajo realizado entre 1899 y 1930», explica Jerónimo Guilabert, coleccionista ilicitano y autor del libro «Las fotografías del historiador Pedro Ibarra y Ruiz. Un patrimonio recuperado»; al tiempo que matiza que «también se ha logrado hacer justicia con él, ya que se ha podido confirmar que fue el autor de fotografías muy conocidas de Elche que se han venido publicando como anónimas».

Su pasión fue la ciudad y sus habitantes y su realidad desde el objetivo era capaz de combinar escenas cotidianas con grandes acontecimientos, fijarse en los gestos de los trabajadores o captar multitudianarios actos políticos o religiosos. De hecho, continúa Jerónimo Guilabert, «hay que destacar que Pedro Ibarra, a través de sus fotografías, hace accesible e imaginable el Elche del inicio del siglo XX; y se convierte en un fiel narrador gráfico del mundo que percibe, con un realismo de importancia social ya que se recrea en los oficios, las gentes de su tiempo, las tradiciones, y en todo lo cotidiano. Sus reportajes fotográficos son, sobre todo, de carácter social y eso tiene hoy un valor incalculable». Junto a ello, Pedro Ibarra mantuvo en todo momento su interés por el Misteri, «y se convirtió en el primero en fotografiar con minuciosidad los arriesgados trabajos para la instalación de las tramoyas. Estamos hablando de 1901... su colección de fotografías, además de considerarla pionera, hay que catalogarla como histórica e imprescindible para el estudio de La Festa d'Elx», añade.

En la misma línea se puede hablar del «material excepcional, más de 150 imágenes, que logró reunir de la restauración de la basílica de Santa María de Elche, entre 1902 y 1907, colaborando estrechamente con el arquitecto de la obra, Aureliano Coquillat. Esas fotografías son una historia gráfica de tan importante obra, dejando para la posteridad una amplia colección de documentos sobre un mismo tema».

El libro de Jerónimo Guilabert, publicado con motivo del Año de los Hermanos Ibarra (2014) «incluye más de 700 fotografías, y de ellas más de 300 son inéditas y se dan a conocer ahora por primera vez... lo que demuestra que la colección de negativos no se ha perdido, se perdió quizás su pista, resaltando lo mucho que representan esas imágenes para el patrimonio cultural de Elche», concluye.