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Comuniones que parecen bodas

La tendencia a personalizar al máximo las celebraciones ha abierto nuevas vías de negocio

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Reinventarse o morir. Las celebraciones de las comuniones incorporan varias novedades para que los más pequeños disfruten de un día único en esta jornada en la que ellos son los auténticos protagonistas. Y es que, según señalan tanto los restaurantes como los encargados de la organización de las comuniones, «cada vez tienden a personalizar hasta el último detalle, de forma que no hay dos comuniones iguales», por lo que se cuida hasta el último detalle.

El aumento de la edad a la hora de celebrar el acto y la crisis, que obliga a buscar alternativas para mantener la originalidad con el mínimo coste, son los responsables. Uno de los elementos que está causando mayor expectación es la incorporación de un fotomatón a la celebración, con el objetivo de que todos los invitados tengan un recuerdo único con el niño. Las imágenes se guardan en formato digital, lo que brinda la posibilidad de, posteriormente, realizar un álbum fotográfico que sustituye al tradicional libro de recordatorios. «Se trata de un servicio que, hasta el año pasado, solo se había demandado en bodas», explica Rudy Hostyn, encargado de La cabina gris, una empresa de Monforte del Cid, pionera en este servicio y que trabaja por toda la geografía española. «Las fotos están animadas con atuendos como pelucas y otros disfraces, de forma que se convierte en un recuerdo divertido y original, al tiempo que le sirve a los niños para pasar un buen rato con los invitados durante el convite», añade.

A nivel fotográfico no es la única novedad, pues otra de las tendencias que llega pisando fuerte es la instalación de «photocalls», como si de una gran presentación se tratase, con la imagen del niño en recuerdo de su primera comunión. «Este es otro de los elementos que han heredado de las bodas», asegura Hostyn. A diferencia del fotomatón, que se instala durante unas dos horas, el «photocall» permanece todo el evento para que todo el mundo tenga su recuerdo.

Pero las novedades no se centran solo en los recordatorios o en ideas para sorprender a los invitados, sino también en el menú. Cada vez son más frecuentes las «Candy bar», un espacio de golosinas donde los más pequeños (y algunos grandes) pueden disfrutar de golosinas y elementos de repostería, hasta el punto de que el tradicional pastel ha de dejarle paso a los formados íntegramente por chucherías.

En cuanto a los regalos, las novedades vienen condicionadas por el aumento de la edad de los niños, mientras que antes se realizaba la comunión a los ocho años, ahora se ha adelantado hasta los nueve o diez, por lo que «las listas de comunión han cambiado; antes se regalaban juguetes, ahora lo que se piden son tabletas digitales y móviles», apuntan desde El Corte Inglés. Además, señalan que «aunque los niños siguen pidiendo todo lo relacionado con el deporte, las niñas han evolucionado y hay muchas peticiones de artículos de bisutería. Otros productos estrella son las bicicletas, equipaciones de fútbol, consolas y videojuegos y cámaras de fotos». Y es que ya han aparecido en agencias de viajes hasta paquetes de comuniones, como si del viaje de novios se tratase.

Los restaurantes confirman estas nuevas tendencias. Por tanto, desde los salones, se ponen todo tipo de facilidades para que estas personalizaciones e incorporación de elementos de animación pueda realizarse de la forma más sencilla posible. Además, desde el sector aseguran que está habiendo un repunte en el número de celebraciones, que habían caído años atrás debido a la crisis, hasta el punto de que muchos restaurante ya tienen cubierto parte del cupo del año próximo.

«Este año hemos recibido un gran número de peticiones para hacer comuniones los sábados, y de cara al año próximo ya tenemos varias reservas, apunta Silvia Agulló, jefa de cocina de El Estanquet, situado en Carretera de Dolores. «Hemos adaptado las actividades a las nuevas demandas, antes teníamos payasos, pero los niños son más mayores y se sustituyen por juegos infantiles o castillos hinchables». Estos últimos también se instalan en el restaurante El Maestral, de Alicante, ya que se ha convertido en un elemento muy demandado. «Otro de los cambios es que, aunque seguimos manteniendo reservas de unos 100 comensales, ha bajado la media en los últimos años», señala Emilio del Barrio, uno de los responsables del establecimiento. En el Huerto del Cura, ya tienen unas 120 prerreservas, las mismas que este año.

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