El centro de la ciudad se llenó ayer de color y alegría al paso de las imágenes del Cristo Resucitado y la Virgen de la Asunción -patrona de la ciudad- en una emotiva procesión, conocida popularmente como la procesión de las Aleluyas, que un año más reunió a miles de ilicitanos en el Domingo de Resurrección.

La imagen del Cristo Resucitado salió por primera vez de la Basílica de Santa María, abandonando su recorrido habitual, que partía desde la iglesia de San Agatángelo, en torno a las 10 horas. Media hora más tarde, era la imagen de Nuestra Señora de la Asunción la que abandonaba la Basílica e iniciaba su recorrido procesional, acompañada de decenas de cofrades de todas y cada una de las cofradías y hermandades de la Semana Santa ilicitana. La imagen de la Patrona avanzó por el Puente de Altamira, Vicente Blasco Ibáñez y Marqués d'Asprella, hasta llegar a la parroquia del Corazón de Jesús, donde fue venerada con una salve, ante una intensa ovación del público.

Ambos tronos fueron recibidos por los ilicitanos por miles de Aleluyas que formaron un extenso manto multicolor por el cielo de la ciudad, en la última procesión de esta Semana de Pasión.

La cita contó, como de costumbre, con una amplia participación por parte del público en una jornada marcada por el intenso calor (el mercurio marcaba los 26 grados poco después de las 11 de la mañana), lo que animó a decenas de ilicitanos a sumarse a la procesión más alegre de la Semana Santa. Tanto es así que las principales calles donde transcurría la procesión quedaron prácticamente bloqueadas por los viandantes ante la gran aglomeración de público que esperaba el paso de las imágenes, incluso los servicios sanitarios de DYA tuvieron que atender emergencias por golpes de calor.

Aunque, sin duda, uno de los momentos más emotivos y esperados fue el tradicional encuentro entre ambas imágenes en el cruce de Reina Victoria con Jorge Juan, que se produjo en torno a las 11.40 horas. El Cristo entraba en Reina Victoria desde la calle José María Pemán, donde esperó que la Virgen de la Asunción llegase a su encuentro.

El acto congregó a miles de ilicitanos, tanto en las calles como en los balcones, que no dudaron en romper la solemnidad del acto con un fuerte aplauso cuando por fin las dos imágenes cruzaron su camino, un instante acompañado de una «cohetà» desde la pasarela del Ayuntamiento. A partir de ese momento, la procesión fusionó su recorrido, avanzando desde Reina Victoria en dirección a la Plaça de Baix.

Y fue precisamente frente al Consistorio ilicitano donde se vivió uno de los momentos más singulares del Domingo de Resurrección. A la entrada de ambas imágenes en la Plaça de Baix, el cielo se cubrió de miles de Aleluyas, que salían desde la terraza del Ayuntamiento.

La procesión estuvo presidida por el obispo de la Diócesis Orihuela-Alicante, Jesús Murgui, quien cerró la comitiva tras las imágenes. Junto a él, estaban presente el resto de autoridades municipales, como la alcaldesa, Mercedes Alonso, quien acudió a la procesión con un traje con mantilla blanca, en señal de alegría ante la resurrección de Cristo. Junto a ella desfilaron representantes del resto de la corporación municipal, que también quisieron sumarse a la cita.

Los devotos continuaron su recorrido de vuelta a la Basílica de Santa María cruzando la Corredora, Puente Ortices, Capitán Lagier y la calle Uberna hasta llegar de nuevo a la Plaza del Congreso Eucarístico para entrar a Santa María, poniendo el broche final al Domingo de Resurrección.

A las puertas de la Basílica, las imágenes del Cristo y de la Virgen también fueron recibidas por decenas de ilicitanos que acompañaron hasta el último momento la procesión, hasta que, al ritmo de la banda de música ambos tronos entraron en el templo y una intensa «cohetà» marcó el final de una jornada cargada de alegría, fervor y devoción por parte de los fieles ilicitanos.