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Noche de penitencia y recogimiento

Miles de ilicitanos expresan su devoción hacia el Cristo de Zalamea en el 50 aniversario de su cofradía

«El Jueves Santo es uno de los días más grandes de la Semana Santa ilicitana con una noche y una madrugada muy penitenciales». Estas palabras de Javier García Mora, presidente de la Junta Mayor de Cofradías y Hermandades, resumen lo vivido en las calles ilicitanas en la jornada de ayer.

Una jornada que comenzó a plena luz del día con la salida de la cofradía de Santísima Sangre de Cristo y María Santísima de la Salud, que inició su recorrido desde la parroquia de San Antonio Abad, portando dos imágenes que protagonizaron el primer encuentro del Jueves Santo en la Plaça de Baix, en el que la Virgen efectuó una emotiva reverencia a su hijo crucificado.

Momentos antes, era la cofradía de la Oración en el Huerto la que procesionaba por la Plaça de Baix. Un paso conocido como el «Pas de l'Hort», que representa a Jesús arrodillado, orando en el Huerto de Getsemaní, y a su lado un ángel de pie, señalando a un angelito que cuelga de la palmera, el cual porta el cáliz de la amargura y representa al Espíritu Santo.

El segundo encuentro del Jueves Santo llegó sobre las diez de la noche, también en el escenario de una repleta Plaça de Baix, cuando la imagen del Cristo de la Fe, que llegó escoltado por la Policía Nacional, se giró para esperar la llegada de María Santísima de la Esperanza. Uno de los momentos más emotivos de la Semana Santa que fue muy aplaudido por los fieles.

La siguiente en llegar a la Plaça de Baix fue la Hermandad de María Santísima de la Caridad, una Virgen Dolorosa de estilo sevillano que procesionó bajo palio en un majestuoso trono. Un total de 36 costaleros portan el paso al estilo sevillano.

Cerca de las 11 de la noche salía desde la basílica de Santa María la cofradía del Santísimo Cristo de la Misericordia, la llamada «Procesión del silencio». Fundada en 1942, cerca de 80 costaleros portaron a un hombro un trono con la imagen de Jesús Crucificado en su agonía, con el único acompañamiento del sonido de un tambor sordo. La imagen estuvo únicamente iluminada por los hachones del paso de Cristo y las luces de una multitud de devotos que se rinden a esta estampa penitencial.

Las procesiones del Jueves Santo se cerraron con la cofradía del Santísimo Cristo de Zalamea, que este año celebra su 50 aniversario. Conocida como «El Cristet», representa a Jesús muerto en la cruz y es una de las procesiones con más arraigo y devoción entre los ilicitanos.

Seriedad, austeridad y devoción caracterizan a esta cofradía cuyo Cristo, una talla pequeña y sencilla, se venera desde hace muchos años en la capilla anexa a la iglesia de San José.

Uno de los momentos más intensos de esta procesión fue la subida de la cuesta de Santa Ana, con miles de fieles arropando al «El Pas del Cristet» tras su salida desde la parroquia de San José.

Entrada la madrugada estaban previstas las procesiones de la hermandad del Santísimo Cristo del Amor, en su estación penitencial, que este año ha estrenado trono. También de madrugada estaba prevista la procesión de la penitencial hermandad del Santísimo Cristo de la Reconciliación.

En la jornada del Viernes Santo, a partir de las 17.45 horas, tendrá lugar la procesión general y posteriormente la «Trencà del guió».

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