Las catas arqueológicas que se están acometiendo junto al Mercado Central, cuyos trabajos comenzaron en enero y que se prolongarán todavía mes y medio, han puesto a los científicos, sobre todo a arqueólogos, historiadores, archiveros y documentalistas, sobre la pista de lo que podría dar pie a una nueva concepción del desarrollo de la ciudad antes y durante la Edad Media.
La trama urbana de la ciudad podría ser tal vez de otro modo distinto a lo que los expertos han apuntado en las últimas décadas. Así lo indica el coordinador de Cultura, Pablo Ruz, quien señala que estos restos arqueológicos, sobre todo los nuevos baños árabes recién descubiertos pueden ser la puerta a un hallazgo mucho más importante de lo que en principio se pensaba.
Primera referencia en 1381
Estos baños árabes, que hasta ahora tan sólo se sabía que de forma genérica correspondían a una construcción islámica, están identificados en uno de los libros el Archivo Municipal. Esta zona de aguas se recoge por vez primera en un texto del año 1381. La cuestión es que los baños son del siglo XI, es decir, de la época árabe, pero en pleno siglo XIV «120 años después de la Reconquista, es decir, en plena época cristiana todavía se utilizaban», según recuerda Ruz. Se sabe además que eran propiedad de Berenguer Canals, que los tenía arrendados a un tercero.
Es en este año cuando por primera vez queda documentada (en valenciano) la existencia de estos baños, cuya historia continúa y que ahora los técnicos tratan de seguir su pista en los siglos posteriores, sobre todo hasta el siglo XV, cuando fueron tapados y ya no se construyó nada encima. «La zona se manda tapar a finales del siglo XV y por eso está intacta, salvo las bóvedas que fueron arrasadas», aclara Ruz.
Hasta ese siglo los edificios se reaprovechaban, pero a partir de esta etapa empiezan a construirse nuevos inmuebles. Además, de forma previa al siglo XI no hay registros documentados sobre estos baños, bien porque se destruyeron, o bien porque no se dejó ninguna referencia por escrito.
«Los baños árabes están perfectamente documentados en el Archivo Municipal. Lo que ha hecho el equipo de Ana Valero -la arqueóloga que dirige las excavaciones junto al Mercado- es importantísimo, porque resitúa muchas cosas que antes no podíamos ubicar», señala Carmina Verdú, jefa de sección del Archivo Municipal de Elche.
Trabajo conjunto
Verdú subraya sobre todo que tanto los arqueólogos como los técnicos del Archivo están trabajando conjuntamente para mejorar los conocimientos sobre este enclave. «Estamos trabajando para poder completar el informe de los arqueólogos», añade.
Pablo Ruz insiste en que estamos ante un hallazgo de gran alcance: «La clave está en que son catas arqueológicas excelentes, no se adulteró la estructura arquitectónica y está documentada su evolución».
El responsable de Cultura destaca en cualquier caso que estos hallazgos «cambian algunas cosas de cómo pensábamos que era la ciudad, de cómo era la interpretación de la trama urbana».
En este sentido se apunta la posibilidad de que la ciudad contara con un tercer hospital en la época medieval (hasta el momento se tenían referencias de sólo dos) e incluso de algunos otros edificios de alrededor (de los que todavía se prefiere no avanzar nada hasta confirmar los datos), de los que tampoco se tenía conocimiento hasta ahora y que pueden dar nuevas pistas de cómo evolucionó la ciudad.
«Hay mucha documentación y se está trabajando conjuntamente entre los archiveros y los arqueólogos», remarca sobre todo Verdú, quien recuerda que este enclave ha recibido a lo largo de la historia los siguientes nombres: plaza de los Baños, de la Font, Nueva, de la Fuente, de la Fruta y Menéndez Pelayo.
