El Juzgado de lo Penal 1 de Elche celebró ayer el juicio contra el exalcalde Alejandro Soler, que quedó visto para sentencia tras dos horas y media en las que declaró el socialista como acusado de dos delitos de malos tratos y otros dos de amenazas en el ámbito doméstico y en el que se interrogó también a su exmujer y denunciante, Manuela Gonzálvez, a tres testigos y un perito forense. El Ministerio Público elevó a definitivas sus conclusiones al término del juicio, y solicita que se le condene a 38 meses de cárcel (con penas de entre 8 y 12 meses por cada delito), y que se le imponga la responsabilidad civil de 280 euros para indemnizar a su expareja por las lesiones sufridas. La Fiscalía consideró (y a esas conclusiones se adhirió la acusación particular) que con el testimonio de la denunciante y el reconocimiento por parte de Soler de que mantienen una relación tensa y discusiones queda probado que hace tres años la empujó en casa contra el marco de una puerta, que el 1 de enero de 2013 en una discoteca la amenazó diciéndole «me la vas a pagar», que entre marzo y abril de 2013 en una cena en casa de él le dijo«hija de puta, te voy a hundir con toda la artillería que tengo, te tendría que haber enviado dos rusos para haberte matado» y que el pasado 9 de febrero la empujó contra una jardinera en el zaguán de la vivienda cuando él acudió a por su hijo y ella quería volver a subir a casa para cambiarle los zapatos, algo que finalmente no pudo hacer por el empujón, que le provocó un moretón en el codo, hinchazón en los dedos y dolor cervical.

La testigo aportada por la acusación, amiga de ella, dice que presenció la escena de Nochevieja y que a pesar de no oír lo que Soler le dijo, sí que le vio cogerla del brazo y que a ella «le cambió la cara» y a partir de ese momento quiso irse (él, por su parte, asegura que solo le dijo «feliz año»). Por lo demás, para la acusación y el fiscal resulta suficiente con el relato aportado por la supuesta víctima, el parte médico y el informe forense de las lesiones.

Un amigo de él que presenció el encontronazo en Nochevieja declaró para asegurar que él no la amenazó y una mujer que casualmente pasaba por la calle el día 9 de febrero aseguró que no oyó ningún grito ni golpe hasta que vio a Soler salir del zaguán con el niño cogido de la mano, cabizbajo y a paso lento, mientras ella le gritaba con el dedo en alto «si me empujas te denuncio». En ese episodio, Soler habla de un «roce levísimo» con el antebrazo de su exmujer cuando cogió a su hijo de la mano para marcharse «sin decir nada más por el espectáculo que estaba montando» al gritarle que le iba a denunciar.

Finalmente se escuchó a un perito forense que, por un lado, dijo que el hematoma que ella presentaba en la parte interior del codo sí es compatible con un golpe como el que ella describe, aunque también dijo que en unas fotografías tomadas del moretón que aportó la acusación y que corresponderían al mismo día de la agresión presentan «una coloración que parece de varios días, no parece que sean del mismo día». Soler manifestó que «sé perfectamente, porque yo estaba allí, que ni yo la golpeé, ni se cayó, ni se golpeó con nada; no sé si ese golpe lo tenía o se lo produjo».

Absolución

La defensa pidió la absolución considerando que la declaración de la denunciante no puede ser tenida en cuenta como prueba de cargo por tener «móviles espúreos», haber resultado inverosímil y haberse contradicho en sus tres declaraciones de las últimas dos semanas en detalles como cuántas agresiones padeció. De hecho, se la intentó retratar casi como una chantajista que ha intentado obtener dinero de su exmarido y que por no conseguirlo ha interpuesto una denuncia falsa. Mientras Soler negó de plano todas las acusaciones y aseguró que «jamás» la ha empujado ni amenazado -aunque reconoció muchas discusiones-, ella relató cuatro episodios y aseguró que era una persona muy celosa que la ha maltratado psicológicamente «usando el poder que tiene».

El juez rechazó que se practicara una exploración al niño, de 10 años, como medida de protección de su integridad emocional y al no haberse solicitado ningún informe de madurez, algo en lo que el fiscal estuvo de acuerdo, al considerar que los menores solo deben ser consultados cuando son víctimas. La defensa criticó en varias ocasiones esta medida e hizo constar una queja, planteando que no permitir que se preguntar al niño «si su papá empujó a su mamá» vulnera el derecho a la defensa del exalcalde, dado que fue la única persona que estuvo presente en la supuesta agresión, y que de ser esta falsa sería falso todo lo demás.

Tampoco aceptó el magistrado escuchar a otros testigos propuestos por la defensa, entre ellos una psicóloga que les trató como pareja o la empleada de hogar (para consultarles si alguna vez se les refirió un clima de malos tratos), una maestra del menor (a la que según la defensa este le confesó que no hubo empujón), dos personas a las que habría dicho el mismo día que «iba a montar un escándalo» o que «iba a ir a por todas» (algo que ella niega) o el portavoz del grupo municipal socialista de Elche, Antonio Rodes, y al padre del acusado, Vicente Soler, que en ambos casos pretendían presentar mensajes de «WhatsApp» en los que Manuela Gonzálvez amenaza con «hundir» a su exmarido si no accedía a modificar el convenio económico que firmaron tras su separación o a «devolverme lo que me ha quitado». En todos los casos, el fiscal consideró que nada tenían que aportar porque no fueron testigos directos de los supuestos delitos. Ella reconoció estos mensajes, aunque dijo que estaban sacados de contexto.

«Ocultación de bienes»

Admitió que unas semanas antes de interponer la denuncia le exigía a Soler que le entregara «a cuenta» 30.000 euros para el traspaso de una peluquería, pero lo justificó asegurando que «el 4 de diciembre encuentro en mi casa un papel con dos cuentas a nombre de Alejandro Soler con unos 300.000 euros, me quedo sorprendida porque no sé nada y contacto (con un despacho de abogados) para que se negocie con él porque ese dinero no estaba en la liquidación de bienes gananciales y para mí es ocultación de bienes (?) Cuando encuentro eso empiezo a entender unas fotos que él envía al móvil de mi hijo y por las que mi hijo me dijo "mira, papá en París, y luego dice que no tiene dinero"; por eso le envío el mensaje a su padre (a Vicente Soler), y le digo que su hijo está viviendo en la abundancia, comiendo caviar y regalando bolsos de Luis Vuitton, mientras en mi casa somos tres y nos pasa 600 euros con los que no llegamos a fin de mes (?) Se supone que de esas cuentas la mitad es mía», y que por eso le pidió 30.000 euros «a cuenta», expresó.

Paralelamente, manifestó que Soler la amenazaba «a lo mejor porque sabía cosas o tenía papeles delicados que podían salir a la luz» y que firmó inicialmente un convenio económico en el que ella se quedaba los bienes y él las deudas pero que «realmente ese convenio no tiene nada que ver con la realidad, lo firmé porque me dijo de no tener líos en los medios de comunicación por cosas que tengo en mi poder que le pueden hacer daño».

A este respecto, el abogado de Soler le planteó la pregunta de si esas cuentas o el documento que encontró podrían ser del Ayuntamiento y que él apareciera como titular o autorizado por haber sido alcalde, algo que ella respondió que lo desconocía (la defensa niega que el exalcalde disponga de ellas).

Alejandro Soler hizo uso de la última palabra para decir que «en las acusaciones que he tenido que escuchar no hay una sola que sea cierta; si yo hubiera accedido a dar el dinero que se me pedía no estaría denunciado, y si hubiera hecho alguna de esas cosas habría sido denunciado antes, y quiero señalar que me ha llamado la atención que el abogado diga que las fotos se hicieron el día 9 y que el forense dice que por la coloración de los hematomas eran anteriores». No hubo lugar a más y se levantó la sesión para que el juez dicte sentencia.