En tiempos revueltos siempre hay alguien que puede sacar algún tipo de ganancia sea la actividad que sea. Los políticos, por lo general, tienen bien aprendida esa lección, y cómo no, la alcaldesa de Elche, Mercedes Alonso, no es una excepción. La regidora sabe que es el momento, su gran oportunidad, de afianzar aún más su liderato en el Partido Popular y para ello quiere traspasar las fronteras de Elche vendiendo las excelencias de su gestión.
Y a fe que ayer dio un golpe de timón al reunir a unas 360 personas en una conferencia celebrada en el hotel Astoria de Valencia organizada por el Fórum Europa Tribuna Mediterránea. Políticos, empresarios -prácticamente todo el tejido empresarial ilicitano: calzado, construcción, automoción, comercio, agricultura...-, el mundo de la cultura y del deporte y hasta funcionarios del propio Ayuntamiento, no faltaron a esta cita «voluntaria» para escuchar en directo, en la capital del Turia, a la alcaldesa de una ciudad pujante, que ha hecho de la reducción del paro su principal carta de presentación y que quiere disputarle a Alicante la supremacía provincial. Ya que la capital no existe a los ojos de Valencia y su alcaldesa Sonia Castedo se encuentra atrapada en una maraña judicial que sólo despierta incertidumbre y recelo entre los mandos del partido, ella quiere coger el relevo y situar su localidad, y por supuesto, su persona -no en vano su ambición política es casi ilimitada- en el mapa.
Alonso, un poco nerviosa al principio de su intervención, fue afianzando su discurso delante de tres consellers: Serafín Castellano, Manuel Llombart y Máximo Buch. El conseller de Economía hizo una austera y poco entusiasta presentación de Alonso de la que puede destacarse, por ser anecdótica, la frase de: «vengo con camisa blanca y corbata verde para simular los colores del Elche», como deferencia a la invitada. Toda una «ocurrencia» del responsable del área económica. Pero también estaba la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, a la que se refirió brevemente y que, a pesar de jugar en casa, estuvo en un segundo plano sin intervenir ni para tan siquiera darle la bienvenida. También destacó la presencia de la presidenta de la Diputación, Luisa Pastor, y la delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León, entre otros.
En su discurso, la dirigente ilicitana destacó que todas las ciudades de la Comunidad Valenciana tienen el mismo problema: la profunda crisis económica que padece el país. Alonso subrayó que su principal empeño es reducir el desempleo -Elche es la única ciudad en la que creció el empleo en enero, mes generalmente negativo-, y para ello se ha intentado desde el Ayuntamiento suprimir las trabas a los proyectos que puedan suponer generación de empleo y riqueza. En su alocución, sin alejarse de la tesis del partido, afirmó que es esencial apoyar a los emprendedores. En este apartado habló de la creación de un plan de atracción de empresas y captación de inversiones que ha supuesto la instalación de 24 mercantiles en año y medio en Elche y 570 puestos de trabajo.
Pero no sólo el empleo, también hizo hincapié en el apoyo a las familias y el esfuerzo en relanzar la marca turística Elche. Lo que se la echó en falta fue que desaprovechara la oportunidad para reivindicar, con su típica vehemencia, un lobby empresarial que exija a Madrid unas mejores infraestructuras, aunque sí habló del logro de cambiar el nombre del aeropuerto, que ahora se denomina Alicante-Elche. Pero bien es verdad que al acto asistió lo más granado del empresariado ilicitano, y con esa tarjeta de presentación, igual no era necesario levantar más ampollas en un partido que vive su peor etapa desde que está al frente del Consell.
