Los menores de edad son, cada vez más, el blanco fácil para los cibercriminales. Esta es la conclusión de un estudio del centro de investigación elaborado por el centro Crímina, del que se desprende que los delitos a menores han afectado a más de un 40% de los usuarios en los últimos años. Acoso, suplantación de identidad o delitos de falsedades son los delitos más comunes entre este sector de la población. La situación con respecto a los adultos es totalmente distinta, no en cuanto al número de víctimas, pero sí en cuanto a la tipología del delito. Este estudio ha sido presentado en el marco del primer seminarios internacional del cibercrimen «Representado el delito», que concluye hoy su ciclo de ponencias en el centro Crímina.
De esta forma, y tal y como asegura Fernando Miró, director del centro de investigación criminal, mientras que los delitos anteriores son más comunes entre menores de edad, la cifra de delitos sociales en adultos se reduce al 20%, cifra que se eleva hasta el 50% de los usuarios de internet que sí han sido víctimas de distintos delitos económicos. Miró asegura que «más de 40% han recibido spam (correo no deseado), o que el 10% de los usuarios ha perdido archivos por la infección de un virus». Sin embargo, el dato más preocupante es el del número de víctimas de fraude, ya que esta cifra llega hasta el 5% de todos los usuarios de internet en España. En este caso el «phising», la obtención de datos económicos de forma fraudulenta, es la infracción más común. «Los delincuentes han ido aprovechando los avances tecnológicos para mejorar su técnica. Atrás quedaros los correos donde se detectaba fácilmente que era totalmente falso, ahora imitan el correo de nuestro banco y están mucho más elaborados para engañar más fácilmente», apunta Miró. En este sentido, las denominadas «cartas nigerianas{, que informan al usuario de un supuesto premio o fortuna, han aumentado considerablemente. «Te piden que abras una cuenta o pagues una cantidad por adelantado, pero es absolutamente falso».
Precaución
Para enfrentarse a estos problemas, la mayor baza es el conocimiento por parte del usuario, ya que «lo que ocurre muchas veces es que internet supone adentrarse en una gran ciudad donde no sabes cuales son sus calles peligrosas», por lo que es esencial «contar con un buen antivirus y un cortafuegos, y conocer bien a qué contenidos se accede en internet.
Más allá de las prevenciones a nivel informático, Miró asegura que «hemos observado que, en el caso de menores, tener agregados en las redes sociales a los padres reduce las posibilidades de acoso», mientras que en el caso de los adultos «utilizar programas piratas o el consumo de pornografía aumenta notablemente el riesgo de estos ataques».
