Con un balance desigual y la sensación generalizada de que el ambiente ha sido muy flojo. Así cerró ayer sus puertas la feria de moda, calzado y complementos Momad Metrópolis de Madrid, que en su primera edición con este formato ha estado marcada por la ausencia de grandes firmas zapateras nacionales. No en vano, eran muchos los empresarios que coincidían en que el hecho de que no estuvieran representadas algunas de las mercantiles de referencia en el sector tanto de Elche y de Elda como de fuera de la provincia no sólo ha hecho que otras tantas hayan seguido su ejemplo, sino que ha dado pie a que muchos compradores hayan pospuesto sus visitas y sus operaciones hasta la feria Micam de Milán, que comienza el próximo domingo. La mayoría abogaba por potenciar la unión del sector zapatero para lograr un certamen fuerte que incluso fuera capaz de atraer a empresas extranjeras, y se quejaba de que con posiciones como ésta no se estaba haciendo otra cosa que hacer más grande a la feria de Milán.

Precisamente la idea de aunar en un mismo certamen tres sectores que, hasta ahora, caminaban por separado, generó opiniones encontradas, hasta el punto de que había quien lo veía con buenos ojos, mientras que otros aseguraban que, así, la industria zapatera perdía «personalidad», y algo parecido ocurría con el calendario elegido.

El secretario general de la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE), Javier García Lillo, se negó a hablar de «fracaso», aunque reconoció que «ha sido una feria de transición en la que los resultados han sido inferiores a lo esperado, pese a que hay empresas a las que les ha ido bien, sobre todo las de la zona de pronto moda».

García Lillo señaló que «los expositores se han segmentado en función del tipo de producto y eso ha dado una cierta armonía que se ha conseguido en parte». Respecto a la disparidad de opiniones, comentó que «cada empresa tiene su estrategia y lo único que podemos hacer es escucharles para que, una vez que se haga el balance definitivo, podamos dar respuestas».

El secretario general de FICE atribuyó a la estrategia empresarial la decisión de estar presente o no en la feria de Madrid, sin entrar a valorar mucho más esta cuestión, pero sí incidió en que «la industria española es suficientemente fuerte como para tener una feria atractiva». En cualquier caso, avanzó que, a partir de ahora, se celebrará una ronda de reuniones para analizar los resultados y los aspectos que se deben cambiar en próximas ediciones.

Mientras, desde la Agrupación de Exportadores de Calzado de la Comunidad Valenciana (Cavex), su directora, Clara Aura, valoró positivamente el cambio de formato y de fechas, pero también sentenció que «ha faltado oferta en cuanto a expositores del sector del calzado y, si la feria quiere ser un referente internacional, debe atraer a las firmas».

Por su parte, el director del certamen, Franceso Malatesta, se mostró satisfecho con el balance final. En este sentido, concretó que, a falta de datos definitivos, han sido 13.000 los visitantes profesionales que han acudido al escaparate madrileño, 5.000 cada uno de los dos primeros días y 3.000 ayer. «Hasta ahora, los días buenos se llegaba a las 3.000 personas», dijo. Paralelamente, apuntó que las empresas que ofrecen varios productos y con estands más atractivos son las que mejor han funcionado.

En cuanto a posibles cambios, avanzó que se va a estudiar la posibilidad de dividir los estands en función del segmento del mercado al que se dirigen, y detalló que se está viendo la posibilidad de crear un espacio de calzado clásico-contemporáneo para dar respuesta a la petición de algunas firmas.

Finalmente, respecto a la «fuga» de mercantiles puntualizó que «algunos ni siquiera han intentado ver por sí mismos el cambio, y se han ido a un hotel o quieren hacer la feria en otro sitio, y nosotros lo tenemos que respetar, aunque creemos que van a contracorriente porque los clientes piden unificación. De todas formas, nosotros estamos aquí para escuchar sus propuestas porque queremos que vuelvan».