El Síndrome de Asperger es un trastorno del desarrollo que ocasiona problemas a nivel mental y conductual. Se trata de un trastorno que afecta a cuatro de cada mil niños y que dificulta la capacidad para interactuar socialmente a quien lo sufre.

Aunque hace una década era una síndrome apenas conocido, en los últimos años el número de casos diagnosticados se ha multiplicado. Así, de los 13 casos que se trataron en la Unidad de Psiquiatría Infantil y Juvenil del Hospital de Elche hace 15 años, se ha pasado a los 80 pacientes anuales de la actualidad. Por su parte, la Asociación Asperger Alicante (ASPALI) que nació en 2007 con 60 miembros, cuenta ya con cerca de 200 familias asociadas y ha atendido a más de 300 casos.

«Estamos ante un trastorno causado por el desarrollo anormal del cerebro, que se produce en la fase embrionaria y se manifiesta generalmente antes de los tres años» explica José Vicente Baeza, jefe de Salud Mental del Hospital General de Elche, que añade que «aunque se desconocen las causas, se sabe que no es hereditario, y aunque no está probado, hay quien lo relaciona con la edad tardía en la maternidad y la carga genética del óvulo y del espermatozoide».

Por su parte, Gemma Morant, psicóloga de Aspali, apunta que «hay todo tipo de teorías acerca de qué hace que un niño padezca este transtorno, pero científicamente no hay nada probado. Lo que es un hecho es que cada vez hay más casos diagnosticados, lo que nos hace pensar que la incidencia de este trastorno es cada vez mayor. No obstante, el incremento de casos diagnosticados se debe fundamentalmente a que hay más información al respecto y tanto los profesores como los médicos están más sensibilizados».

«Los niños afectados por el Síndrome de Asperger suelen tener problemas para relacionarse y tienen muy disminuida la respuesta afectiva lo que les dificulta interactuar con otros niños», explica el doctor Baeza que añade «son niños que desarrollan bien su inteligencia, incluso en algunos aspectos llegan a ser muy listos, sobre todo a la hora de memorizar listados».

Gemma Morant señala que «en un niño con Asperger el funcionamiento del cerebro no es anormal es distinto, y un diagnostico temprano ayuda mucho a mejorar su evolución».

Las personas que sufren este trastorno no suelen mirar a los ojos cuando hablan, les cuesta entender las reglas de los juegos, aceptar bromas o entender los sentimientos de otra persona. Se trata de individuos muy rígidos, con muy poca imaginación y creatividad, aunque sienten fascinación por temas concretos con lo que pueden llegar a ser obsesivos. Les molesta mucho salirse de su rutinas y tienen multitud de manías .

Todas estas cuestiones les hacen muy difícil compartir juegos con el resto de niños, y en ocasiones suelen ser objeto de burlas y bromas.

«Ellos sienten que son distintos al resto y esto les hace ser más vulnerables que el resto ante los problemas de la vida cotidiana, sobre todo cuando llegan a la adolescencia. Se dan cuenta de que les cuesta sacar novia, ir en pandilla de amigos....el problema es que se pueden ver afectados por otras enfermedades como el estrés o la depresión», señala Baeza que concluye: «Para tratar el Asperger no hay medicamentos, pero las terapias de socialización son efectivas a largo plazo. Hay que entenderlos a ellos y ayudarles a entender los sentimientos de los demás y a expresar los suyos. Y junto a ello darles a conocer sus cualidades, porque suelen tener un potencial enorme en muchos casos»