El equipo de gobierno aprobaba en septiembre del año pasado la ampliación no sustancial del vertedero de residuos no peligrosos de Ferriol, perteneciente a Urbaser, la empresa encargada del servicio de limpieza y la recogida de basura en Elche. En aquel entonces, el proyecto despertó las críticas y el rechazo unánime de vecinos y grupos ecologistas, aunque desde el Gobierno municipal se comprometieron a llevar un control "férreo" de las instalaciones para minimizar al máximo los perjuicios. Ahora, un año después, como lamentan los afectados, las molestias crecen día a día: a los problemas de plagas y la suciedad del entorno por la basura que sale fuera del recinto, se suma el hecho de que el hedor es más fuerte en estos momentos.

"¿Mejor? Estamos peor que nunca y la pena es que en el Ayuntamiento nadie nos hace caso. Desde que se hizo la ampliación y empezaron a echar basura, huele peor, la balsa de lixiviados sólo la vacían cuando se lo decimos y, cuando llueve, como han tapado una de las canalizaciones, se inunda el camino, sobre todo en la parte que da a la entrada del vertedero", comentan algunos de los residentes en las viviendas unifamiliares situadas en el entorno de la planta.

Mientras hablan, señalan a los camiones que vuelcan la basura al tiempo que una excavadora va removiéndolos. "La parte de arriba comenzaron a sellarla, pero dicen que no tienen tierra y parece que ahora han parado un poco, y en la de abajo, donde se están echando las basuras, sí lo están haciendo, pero por el incendio que hubo este verano", relata una de las vecinas. Es más, como apuntan, "pasan muchos camiones a lo largo del día, pero algunos no llevan red y la basura va cayendo por los caminos. Antes la limpiaban, ahora ya ni eso, y encima el Ayuntamiento nos prometió que iba a poner espejos por seguridad y todavía estamos esperando". Son casi las dos y media de la tarde y en algo menos de una hora han llegado a pasar al menos siete vehículos.

La situación, sin embargo, no sólo se sufre en las casas más próximas. Son varios los vecinos de otras urbanizaciones cercanas que han presentado escritos en el Ayuntamiento, como Ángel Fernández, que vive en la urbanización Bonavista, y que incluso llegó a avisar a la Policía Local para que hiciera un informe por los malos olores que salen de la planta desde hace unos meses, prácticamente desde que se puso en marcha la ampliación. En su último escrito, una reclamación en queja presentada el pasado 18 de octubre que sigue sin respuesta, afirma que "el vertedero está situado a una distancia inferior a 1,5 kilómetros del núcleo de población, situado sobre suelo urbano, lo que incumple la normativa vigente", y añade que, "a pesar de lo irregular de su situación, el vertedero lleva funcionando varios años, pero los inconvenientes expresados aparecieron a principios del año en curso, lo que indica que alguna nueva variable es la causante de los mismos".

Por otro lado, desde Ecologistes en Acció del País Valencià, Ignacio Redondo insiste en que "el problema es que el vertedero comenzó siendo para inertes, pero cada vez tiran más residuos orgánicos, por lo que es lógico que cada vez huela más y, además, está llegando basura de toda España". En esta línea, denuncia que "tampoco se están cumpliendo los requisitos técnicos, como la obligación de enterrar cada vertido que hace un camión, sino que lo que hacen es esperar a que se formen láminas de tres metros de ancho para luego enterrarlos, y eso provoca malos olores y problemas con las gaviotas". No obstante, coincide con los vecinos en que "lo peor es que la gestión es pésima y, por mucho que nos quejemos, no nos contestan, no hacen nada ni tienen en cuenta nuestras alegaciones, nos tratan con un oscurantismo total".

Para unos y otros, la solución pasa por el cierre definitivo del vertedero y, mientras tanto, por un mayor control de la gestión... Aunque algunos, confiesan, ya han comenzado a perder la esperanza.