La realidad de su obra llena la galería Kreisler de Madrid, a partir de 25 trabajos entre pinturas y esculturas que viajan desde la madera y los papeles artesanales donde predominan los tonos rojos, tierras y algún verde turquesa. El futuro inmediato mira hacia Miami y un nuevo proyecto que irá modelando de manera diferente sus formas y sus sentimientos, sin olvidarse del mundo de las joyas, un sueño a realizar.

¿Cuáles son las características del actual trabajo expuesto?

Son obras en las que se intentan plasmar, muchas veces inconscientemente, una constante evolución. Quizás lo más perceptible a simple vista sean unas estrechas piezas que han perdido su habitual verticalidad, pasando a una posición horizontal intentando darles otro sentido y otro significado.

¿Qué significa para usted y en este momento mostrar sus obras en un lugar tan determinante como Madrid para el quehacer artístico contemporáneo?

Para mí siempre ha sido importante exponer en Madrid, es la capital del arte en España; e indudablemente siempre es más factible, y posible, que en el transcurso de una exposición allí pueda ser visitada por gente relacionada con el mundo del arte que le pueda interesar mi obra. En estos momentos que vivimos hay que considerar esta muestra como un verdadero privilegio.

¿Es posible seguir fiel a uno mismo y al arte en el que se cree?

No concibo hacer lo que hago de otra manera, es decir adaptar mi obra a los tiempos que corren. Quizás en una circunstancia extrema trataría de dedicarme a otra cosa antes que desvirtuar el fruto de tanto tiempo dedicado a ello. En este sentido, sigo pensando que para ver cualquier tipo de expresión artística hay que verla directamente, sentirla, tocarla, vivirla al fin y al cabo, y eso no ocurre a través de una pantalla en un ordenador u otro medio tecnológico; creo que estos medios sólo sirven para informase, pero no para conocer en toda su amplitud una obra determinada.

¿Se puede hablar de cambios, de un movimiento personal o de haber encontrado el sitio adecuado en la actualidad?

Todos tenemos varios "yo", y de alguna manera siempre están luchando unos contra otros, intentando evolucionar a veces, más conservador con lo ya logrado otras; y, por supuesto, también influyen las situaciones personales de cada momento. La verdad es que me encuentro cómodo con lo conseguido y afortunadamente es muy reconfortante la respuesta positiva y de aceptación por parte de la gente hacia mi obra, pero la meta de todo creador es evolucionar... pero lo que no sé es cual será mi sitio adecuado y si debo parar allí. Entiendo que no.

Su lenguaje, aparentemente sencillo va cargado de la fuerza vital de un pintor-escultor... ¿Va a seguir por este camino? ¿Hacia dónde va su trabajo?

Es verdad que mis obras pueden confundir al espectador y no saber en qué categoría calificar mi trabajo entre pintura, escultura o ambas sin prevalecer ninguna de las dos. Yo sinceramente me considero más pintor que escultor... y sigo teniendo la necesidad de expresarme a través de otros medios y en otros formatos como murales o esculturas monumentales, pero en los momentos actuales es inviable.

El panorama "vivo" de los recortes le ha hincado el diente especialmente a la cultura...

La cultura, tradicionalmente, siempre ha sido la más denostada y la primera que sufre los recortes, antes y mucho más ahora. No obstante, he constatado personalmente en las galerías y, sobre todo, en la ferias que están desapareciendo las ocurrencias espectáculo al haber desaparecido las subvenciones; ahora, se vuelve más a la normalidad y a poder contemplar trabajos fruto del empeño y el esfuerzo de los artistas.

Y a partir de ahora...

Estoy iniciando una inmersión, tránsito, o nuevo proyecto, partiendo de unos parámetros diferentes a mis postulados estéticos actuales, para concluir en una amalgama de experiencias pasadas y futuras.