Un oficio desconocido para muchos se podrá conocer de cerca en el Museo Escolar de Pusol. El centro de cultura tradicional ha creado un nuevo ambiente que sirve para explicar mejor el pasado más reciente de la ciudad. En esta ocasión, se trata del nuevo espacio dedicado al desaparecido oficio del aperador.

Era la personas que antaño se ocupaba de reparar tanto herramientas y aperos de labranza como carros, el medio de transporte de la época, por lo que era muy importante en la sociedad de la historia más reciente de Elche.

Desde el centro de cultura tradicional indican que se ha tratado de recrear, según la documentación existente, el taller donde antaño se ubicaba un cuartel de la Guardia Civil aproximadamente a principios del siglo XX.

Entre las tareas del aperador se encontraba el construir carros y aperos de labranza y fabricar ruedas de carro y otras piezas para este medio de locomoción. De esa forma, en el nuevo espacio habilitado se recogen herramientas de la época, tanto las que utilizaba en su banco de trabajo -que también se incluye- como las que creaba. Así, hay soldadores, un carro, ruedas, aperos de labranza y numerosos utensilios que empleaba en el desempeño de su trabajo diario. Desde el Museo Escolar de Pusol explican que se trataba de un taller de mecánica de principios del siglo XX, hasta la década de los veinte, aproximadamente.

Además de este nuevo espacio, otra cosa ha cambiado en el Museo Escolar de Pusol. Cuando se visita se aprecia más realismo en los ambientes, sin embargo, solo algunos saben de qué se trata. Y es que no hay que mirar a los diferentes objetos expuestos, ni a los murales que, pintados sobre las paredes, sirven en algunos ambientes para dar perspectiva a la escena integrándose con ella. Hay que mirar al suelo.

Y es que el centro de cultura tradicional ilicitano ha dado más realismo a los diferentes espacios que recrea incorporando suelos de vinilo que son una perfecta imitación a los de antaño.

También, cada diseño va acorde con la estancia en la que se expone. De esa forma, encontramos una simulación de tablero de ajedrez en la representación de la sala donde se realizaba la subasta del agua. Tal y como muestran que era la original, según fotografías de la época.

Además de los documentos visuales que se conservan, también se ha rebuscado en catálogos antiguos de suelos para observar el diseño y características de los mismos de las diferentes partes de la casa. De hecho, no en todas se ponía el mismo pavimento. En las habitaciones solía ser más sobrio y elemental, con apenas dos tonos, mientras que los adornos más elaborados, formando mosaicos o coloridas cenefas, se dejaban para el salón o sala de estar, donde las visitas podían verlo.

Por otro lado, las cocinas se dejaban sin pavimentar lo que se ha imitado con un vinilo. "El incluir este nuevo elemento ha hecho que los diferentes ambientes tengan un aspecto más lógico" indican desde el Museo Escolar de Pusol.

Este trabajo, además, ha dado pie a que se cataloguen piezas que estaban expuestas pero aún sin clasificar. Así, para poner el pavimento ha habido que retirar todo lo expuesto y se ha aprovechado para inventariar todos los objetos, lo que ha requerido un gran trabajo por parte de los colaboradores del centro.