El Huerto del Cura y la Fundación Unesco han creado la iniciativa "La Ruta del Oasis", en la que se sigue un itinerario por los huertos de la ciudad como forma de entender el El Palmeral de Elche, declarado Patrimonio de la Humanidad. Esta iniciativa tuvo ayer su primera experiencia con una familia invitada. Mercedes Aranzueque, de la Fundación Unesco, hizo de guía en la ruta ofreciendo explicaciones a los "turistas", en esta caso ilicitanos. "El Palmeral de Elche es un oasis y un oasis es un sistema agrícola. La palmera sirve para cultivar. Lo que la gente entiende normalmente como palmeral es el uso actual, hoy los huertos se han convertido en jardines y el uso de la palmera es ornamental, pero con esta ruta podemos conocer porque es realmente tan importante este enclave", comentaba.

El itinerario empieza en el Puente del Bimilenario, en el margen izquierdo del río, ya que desde allí se puede observar la aridez de la parte Norte de la ciudad y el sistema de huertos del sur de la misma. El camino sigue el recorrido de la Acequia Mayor, donde se puede contemplar el perfecto puzzle que forman los huertos. Una vez se llega al Parque Municipal acaba la caminata, ya que la acequia allí desaparece bajo la tierra.

Mercedes Aranzueque comentaba que "el regadío es el gran protagonista del Palmeral y lo que hacemos es seguir la Acequia Mayor. Los árabes que llegaron a la ciudad se encontraron con palmeras, pero dispersas, instalaron un sistema de regadío y crearon este oasis. Las palmeras están aquí porque se adaptan a la escasez y a la salinidad, además tienen el poder de conservar la humedad. Poco a poco la red de huertos que crearon formó el escenario que todos conocemos, aunque ha sufrido varios cambios en el tiempo".

La declaración de la Unesco dice explícitamente que "Los Palmerales de Elche constituyen un ejemplo destacado de transferencia de un paisaje típico de una cultura a otra y de un continente a otro, en este caso del Norte de África a Europa".

En la ruta promovida por ambas instituciones se puede contemplar la belleza de las vistas y conocer que la importancia de nuestro familiar paisaje va más allá de la hermosura, ya que es un referente cultural que sobrevive al paso de los siglos.