Poco convencional es la tesis que dos investigadores catalanes expusieron ayer en un seminario ofrecido en el Instituto de Biología Molecular y Celular de la UMH y que sugerentemente llevaba por título "Cáncer y arterioesclerosis: dos asesinos en serie". Las ponencias fueron presentadas por Javier Menéndez, investigador del Instituto Catalán de Oncología de Girona, y por Jorge Joven, profesor de la Universidad Rovira i Virgili e investigador del Hospital Universitario Sant Joan de Reus.

En síntesis, los dos investigadores expusieron su convencimiento de que enfermedades tan dispares como el cáncer o la arterioesclerosis tienen un nexo común relacionado con el metabolismo energético para desarrollarse. Concretamente, Menéndez argumentó que la forma en la que las células generan energía y sintetizan moléculas son determinantes en el desarrollo del proceso de malignización. Por su parte, Joven basó su intervención en el convencimiento de que los trastornos derivados de la ingesta de un exceso de energía convergen en ambas enfermedades "y eso se debe a que comemos mucho. Nuestro organismo tiene un mal diseño metabólico. Si lo que hacemos es comer todo el tiempo tenemos muchas papeletas para morir de una de las dos enfermedades", aseguró el profesor Joven. "Y no hay que perder de vista que el 60 ó el 70% de los cánceres de deben a causas ambientales", afirmó Menéndez.

Por ello, los dos investigadores defienden a ultranza la dieta mediterránea, "pero no esa en la que uno se come una paella, una ensalada con una lata de atún y dos kilos de pescado. La dieta mediterránea es la que procede de los cretenses y que se basaba en las legumbres y en la fruta y en la que se pasaba hambre. Por eso hay que adherirse a comer poco".

De hecho, los dos profesores catalanes argumentaron que el sobrepeso se va a convertir en unos años en la primera causa de muerte por delante del cáncer, "aunque la obesidad y el sobrepeso están socialmente admitidas. Sin embargo, nuestra sociedad se enfrenta al exceso de peso de forma epidémica" y manifestaron que "la mejor manera de curar el cáncer y la arterioesclerosis es pasar hambre. El exceso de energía es malo, sólo hay que ingerir lo suficiente para estar bien", afirmaron Joven y Menéndez.

En relación al cáncer de mama, una de las materias en las que Menéndez centra sus investigaciones, el estudioso del Instituto Catalán de Oncología de Girona aseguró que esta patología está directamente relacionada "con lo deprisa que se desarrollan las niñas entre los 12 y los 15 años: si crecen mucho, el riesgo se multiplica de modo desorbitante. Por eso es fundamental comer menos y hacer mucho deporte".

Los dos investigadores catalanes expusieron sus planteamientos sobre los componentes bioactivos y subrayaron que "a partir de los años 50 se han incrementado las enfermedades inflamatorias, algo que está directamente relacionado con los alimentos manufacturados, con la excesiva higienización y el tratamiento de la comida. Eso provoca que nuestro organismo, cuando recibe lo que llamamos un "insulto" al que no está acostumbrado, responda con una enfermedad", apuntó Menéndez.

En el transcurso de la intervención de los dos expertos en el seminario de la Universidad Miguel Hernández, ambos se mostraron muy críticos con los avances en la lucha contra el cáncer y la arterioesclerosis en las últimas décadas y propusieron un cambio de estrategia capaz de dar respuesta a la incapacidad para bloquear o restaurar las numerosas alteraciones genéticas que subyacen en las dos enfermedades.

En este sentido, Menéndez y Joven opinaron que esta nueva estrategia debería concentrarse en un fenómeno que afecte a todas o al menos a una mayoría de las células enfermas, es decir, en su metabolismo energético. "Las células cancerosas son las más listas, se quedan con los lípidos, con los hidratos. Ellas saben construir un mecanismo perfecto y nos machacan porque son las que ganan la partida metabólica. Por eso debemos "jugar" por esa vía metabólica, olvidándonos de los fármacos y los genes. El ser humano es hijo de las consecuencias y no todo son genes, algo que es tan importante como el metabolismo".

Por ello, explicó Joven, "hay que procurar que la cantidad de energía que tomamos sea mínima porque no sólo su ingesta masiva se manifiesta en la arterioesclerosis o en el cáncer, sino también en otras enfermedades como la diabetes que lo que te hace es vivir mal".