Alrededor de 200 personas se dieron cita anoche en la Plaça de Baix para recordar el primer aniversario del 15-M. Una "batukada" puso la nota sonora a una concentración a la que muchos de los indignados se sumaron haciendo sonar sus cacerolas, sus pitos e, incluso, sus botellas de agua.

La música presidió una manifestación en la que tampoco faltaron las pancartas alusivas a los desahucios o la necesidad de imprimir un cambio global en la sociedad y en la que se repartieron publicaciones sobre el movimiento ciudadano.

La concentración estuvo seguida muy de cerca por varias patrullas de la Policía Local que fueron las encargadas de garantizar la seguridad.