El equipo de gobierno, a través del concejal de Cultura, Pablo Ruz, ha iniciado las negociaciones con el presidente de Acció Cultural del País Valencià, Eliseu Climent, con el fin de llegar a un acuerdo para que el Archivo de la Memoria continúe en la que se ha sido su casa durante los últimos años: la Biblioteca Central Pedro Ibarra. Uno y otro confirman que hay predisposición por ambas partes para alcanzar un acuerdo.

Los fondos están inventariados pero no todos están catalogados, como señala la jefa de Sección de Biblioteca, Carmen Gutiérrez, por falta de personal para estas labores en los últimos años, y contienen desde pasquines universitarios hasta documentos sindicales y de partidos políticos, pasando por información clandestina de la represión franquista, papeles de los archivos de la Policía, libros y publicaciones editados en el posfranquismo o en la transición e incluso carnets de diferentes partidos, en buena parte gracias a las donaciones de particulares. El archivo, además, se completa con materiales de Sanchís Guarner, con dibujos, tarjetas navideñas, refranes, un proyecto de Estatuto de Autonomía valenciano de 1931 o una amplia colección de textos inéditos del Atlas Lingüístico de la Península Ibérica, junto a correspondencia.

El material se depositó en la Biblioteca Central a finales del año 1999. Ya en marzo de 2009, el anterior alcalde, Alejandro Soler, formalizaba un contrato de compraventa con Eliseu Climent, por el que el Ayuntamiento se comprometía a pagar 375.000 euros en tres anualidades, la última de ellas antes de que concluyera 2011. Sin embargo, la anterior Corporación únicamente abonó la primera anualidad, de 125.000 euros.

El presidente de Acció Cultural confiesa que "mi obsesión siempre ha sido que el archivo se quede en Elche, por razones históricas, políticas y culturales", y destaca que, "en el contexto valenciano, Elche es una ciudad muy importante, clave en la geopolítica valenciana, porque marca el límite de nuestra cultura con manifestaciones culturales tales como el Misteri, y puede ayudar a la posible recuperación de los sentimientos encontrados entre Valencia y Alicante".

Climent incide en que "es un archivo de gran valor por su contenido, e incluso el Ayuntamiento tendría que continuarlo, aunque son cosas que se están hablando en este momento". De hecho, reconoce que, a día de hoy, se siguen mandando fondos, los últimos hace unas semanas sobre el movimiento de renovación pedagógica.

Por su parte, el edil de Cultura también incide en que hay predisposición por parte de los responsables municipales para que los fondos continúen en Elche. "El anterior equipo de gobierno engañó a Eliseu Climent, porque supeditó los 250.000 euros que están sin pagar a la venta de terrenos, sabiendo que no era posible, y que no se podría pagar. Por eso, estamos buscando fórmulas para que los documentos sigan en Elche, aunque nuestro problema es que a día de hoy no podemos hacer frente a esas cantidades", puntualiza.

En las conversaciones, además, se ha planteado la posibilidad de que se pueda digitalizar todo el archivo, una vez que mejore la situación económica actual. Es más, Pablo Ruz asegura que, "si finalmente conseguimos que se quede el archivo, tendremos que ponerlo en valor con diferentes actividades para darlo a conocer, y abrirlo y que vaya creciendo para que no se quede en un archivo muerto".

Primeras paradas en Valencia y Barcelona

Elche recibió a finales del año 1999 los fondos de Acció Cultural del País Valencià, procedentes de Barcelona. En este sentido, Eliseu Climent recuerda que, en los años ochenta, "decidimos donar los fondos, que estaban en Valencia, a la Generalitat Valenciana, pero no recibimos respuesta. Finalmente, en 1982, y antes de que las ratas se comieran todos los documentos, nos fuimos a Barcelona y el archivo acabó en la Universidad Central". El plazo para recuperarlo era de cinco años, pero el tiempo fue pasando y fue en 1992 cuando la Fundación Ausiàs March, propietaria de los fondos, decidió recuperar el archivo. "Pensamos que era importante crear un gran centro sobre la memoria en Elche y se lo propusimos al entonces alcalde, Diego Maciá, pese a que el presidente de Cataluña, Pasqual Maragall, quería que siguiera en Barcelona. Al final, aunque fue complicado, conseguimos traerlo a Elche", relata Climent.