En apenas tres meses en pie el centro mixto de la Universidad Miguel Hernández y el Ayuntamiento tiene un objetivo claro para combatir los delitos: Investigar para prevenir. El Centro Crímina cree en la importancia de educar a la sociedad y a la víctima, antes que aumentar las penas a los delincuentes para minimizar la delincuencia. Sus estudios tienen ya un alcance internacional.

¿Cómo surgió la iniciativa de constituir una entidad de esta índole en Elche?

Empezamos a trabajar hace siete años, por una parte, investigadores de la universidad y, por otra, profesionales de la Policía y de la seguridad preocupados por la seguridad y, a la vez, atentos a nuevas técnicas para orientar la investigación criminológica. Empezamos trabajando con distintas líneas de investigación y desde el primer momento tuvimos la idea de crear un centro. Hemos creado una plataforma virtual de docencia en la que hay más de 800 alumnos de toda España.

¿Es Elche una ciudad segura?

Nuestro planteamiento general es que la ciencia criminológica está desaprovechada por los poderes públicos y la propia sociedad. Se puede utilizar para mucho. Todavía no sabemos si Elche es una ciudad segura. Yo creo que sí lo es, pero todavía tenemos pocos datos, se ha hecho poca investigación criminológica, lo cual no significa que no haya seguridad. Tanto la Policía Local, la Policía Nacional y la Guardia Civil tienen muy buena fama en Elche y han sido pioneros en estudios de seguridad vial o violencia machista. Sin embargo, el Centro Crímina puede aportar una investigación científica aplicada a la solución de problemas concretos.

La investigación vial es uno de sus principales estudios, ¿qué perfil tienen los delincuentes de tráfico?

Nos hemos encontrado los viernes, los sábados y los domingos de madrugada con un tipo de joven de 18 a 24 años en algunos casos de conducción temeraria bajo los efectos del alcohol y en zonas de ocio. Sin embargo, otros días de la semana, o a otras horas, nos encontramos con un perfil de delincuente vial de 32 a 42 años que comete los delitos entre las diez a la una y que tiene antecedentes penales por robo y hurto. Lo que significa que previniendo la delincuencia de tráfico también podemos prevenir otros tipos de delitos.

¿De qué manera se pueden prevenir los delitos?

El crimen no solo se puede prevenir actuando en la mente del criminal, sino también incidiendo en el ambiente, modificando el ambiente. El delito se produce en un lugar porque hay ausencia de un vigilante, nosotros potenciamos al vigilante, educar a la víctima para que el delincuente lo tenga más difícil. Una de las características del Centro Crímina es la prevención integral. La gente piensa que para prevenir el delito hay que aumentar las penas y no es así. Realmente, tenemos que intervenir en más ámbitos y la prevención del delito corresponde a todos, y primero en la víctima potencial. La formación es otro elemento muy importante, la Policía tiene que seguir formándose desde una perspectiva integral, no solo desde el punto de vista jurídico, sino psicológico.

El campo de Elche es un nuevo escenario a estudiar...

Elche tiene un término municipal muy particular. Son casi 350 kilómetros y tiene un entramado exterior que no solo es suelo no urbano o zona rural, incluye, además, barrios y zonas urbanas con carreteras, vías rápidas y pedanías... Eso hace que la recogida de datos sea más difícil, a parte de que la sensación de inseguridad haya crecido debido a unos sucesos en particular. La idea es analizar el terreno y los datos que hay que recabar, sobre los delitos y las denuncias que existan para realizar patrones de comisión delictiva, los delitos y determinar la acción policial, también de acción de prevención y así mejorar la forma de intervención.

¿Han llegado ya a alguna conclusión al respecto?

Todavía estamos comenzando con la investigación. Vamos a comparar la delincuencia en el centro urbano con el entorno de Elche. Es una zona donde ha habido una especial preocupación en los últimos años. Desde una perspectiva científica, en el entorno urbano el delincuente tiene una mayor perspectiva científica de que pueda ser arrestrado y en una zona menos habitada la sensación de que pueda tener una recompensa sin ser pillado es más fácil. En los vecindarios abiertos se cometen más delitos y nos podemos llevar sorpresas al ver zonas del campo de Elche donde apenas haya delincuencia y en otras sí.

¿Tienen las bandas juveniles un arraigo preocupante en la zona?

Ha existido una alarma social bastante importante en relación a ese tema. Y el objetivo es analizar si esa percepción que existe sobre la amenaza de bandas juveniles es real. Estamos realizando el estudio en Alicante, Valencia y Castellón. Hemos confirmado la existencia de grupos organizados en algunas zonas, en particular del sur de la provincia de Alicante. Podemos adelantar que no existe una estructura de bandas juveniles como pensamos que existe, hay muy pocas y no funcionan como en Estados Unidos o en Guatemala. Su funcionamiento es diferente, son grupos que se sienten excluidos de la sociedad. Pero el miedo es mayor de la realidad.

¿Qué alcance tiene el ciberdelito hoy día?

Hemos constatado que existe un déficit de información sobre los riesgos en el ciberespacio. Es alucinante la cantidad de gente que navega por la red sin antivirus, sin sistemas de protección, o aquellos que comparten claves, y dan datos personales a gente desconocida. No tenemos constancia de la privacidad y del riesgo que supone en el ciberespacio. Se trata de intentar que la víctima de esto no lo sea enseñándole estrategias. Vamos a hacer una encuesta nacional sobre victimización en el ciberespacio y cuantificar cuáles son los riesgos reales en sus actividades cotidianas.