Un total de 40 mujeres de diversos puntos de la provincia afectadas por las prótesis PIP, fabricadas con silicona industrial, se han unido para presentar una denuncia judicial conjunta contra el fabricante de las mismas, la Conselleria de Sanidad, el Ministerio de Sanidad y los cirujanos que realizaron los implantes mamarios, según dio a conocer a este periódico la abogada, Raquel Sánchez, cuyo despacho jurídico coordina las actuaciones tanto judiciales como médicas, psicológicas y financieras de las afectadas.

Las mujeres que se han unido residen en numerosas localidades de la provincia como Elche, Alicante o Benidorn, apunta la letrada que anunció que la denuncia será presentada a finales de febrero. Destaca que todos los días cuatro o cinco afectadas más se ponen en contacto "con nuestro despacho para que las defendamos en este asunto".

La gestión de la abogada pasa en un primer momento por facilitar apoyo psicológico y médico a las afectadas. Una de estas gestiones permite que las afectadas se sometan a ecografías de forma gratuita, paso previo para una segunda operación. "Nadie está respondiendo, nadie respira hasta el momento para solucionar la situación de estas afectadas, ni las clínicas donde se han hecho las prótesis, ni la Conselleria, ni el Ministerio de Sanidad" explica.

"Vienen destrozadas"

La abogada relata que "las chicas vienen destrozadas, bajas de moral e incluso algunas con las prótesis rotas por lo que vamos a reclamar por daños morales y físicos" añade Raquel Sánchez que considera que la prioridad en esos momentos "es más médica que judicial".

Los implantes mamarios de silicona fueron fabricados por la empresa francesa Poly Implant Prothèse (PIP). Según diversas investigaciones no se conoce la composición exacta de las prótesis. Si se sabe que la silicona que se usó para la fabricación de muchas de ellas era de tipo industrial conteniendo un aditivo para carburantes, que también se emplea en la construcción de materiales de navío y en componentes electrónicos y dos sustancias utilizadas habitualmente en la industria del caucho.

La abogada explica que cualquier prótesis moderna, distinta de las PIP, suele durar entre 20 y 25 años tras lo cual las mujeres deben de someterse a una segunda cirugía para retirar o ajustar los implantes originales. Pero el problema de las PIP, añade, es que su índice de rotura es mucho mayor que el de otras prótesis mamarias.

La rotura de las prótesis no siempre la nota su portadora y cuando sí se advierte esta situación las mujeres comienzan a sufrir una serie de molestias, entre otras dolor o endurecimiento, al formarse una cápsula alrededor del implante.

La aplicación de estas prótesis se suspendieron en Francia y España, el año 2010 debido a la alta tasa de roturas. Por ello, Raquel Sánchez, en base a los estudios realizados, recomienda a las mujeres que lleven prótesis del tipo PIP que se las retiren de forma preventiva.