Orgullosa y con una sonrisa que se aprecia en la distancia. La ilicitana Teresa Sempere cumplió ayer un siglo de vida entre recuerdos y la compañía de los suyos.

Confiesa sentirse nerviosa y no haber dormido en toda la noche, pero en su rostro se podía apreciar ayer que celebraba una fecha muy especial. Después de cien años, todavía conserva una memoria envidiable y gran frescura . "Nací el 20 de enero de 1912" dice con satisfacción. Teresita, como la conoce su familia y sus amigos, ha dedicado su vida a trabajar en el calzado y, entre sus pasatiempos, destaca que siempre le ha gustado viajar y visitar a sus amigas.

¿Cómo se siente en su cien cumpleaños?

Estoy muy contenta al haber cumplido nada más y nada menos que 100 años. Me he pasado una vida estupenda, he sido muy feliz siempre y he vivido para mí.

¿Qué es lo que más le gusta de la ciudad que la ha visto nacer y crecer?

Soy una enamorada de Elche y de la Virgen de La Asunción. Me encanta ir a la basílica de Santa María y del Misteri. Mi casa está llena de recuerdos de La Festa. Cuando me vaya al asilo me pienso llevar los cuadros de la Virgen y regalarlos a las monjas.

¿A qué ha dedicado su vida una mujer como usted?

He trabajado mucho, muchísimo. A los doce años acabé el colegio y mi madre me enseñó a trabajar con la máquina. Me he dedicado a hacer zapatos toda la vida, hay veces que acababa a las 11 de la noche. Fue muy pesado y me retiré a los 67 años, cuando todavía no era obligatorio como lo va a ser ahora.

¿Cuáles han sido y son sus aficiones?

He viajado muchísimo por Europa. Siempre me ha gustado conocer sitios nuevos y he ido a Francia, Andorra, Portugal, Italia... He cosido las túnicas del Nazareno y de La Caída cuando se fundaron las cofradías. Además, me encanta pasear y visitar a mis vecinas. Siempre he tenido muchas amigas que me han querido muchísimo.

La Guerra Civil se cruzó irremediablemente en mitad de su vida...¿Cómo la vivió desde Elche?

Aquí en Elche, la guerra no se vivió de manera muy intensa. Yo no la viví mal del todo, ni padecí demasiado. Sí que recuerdo que se pasó hambre y que muchas veces sólo teníamos dátiles para comer.