Los vecinos de Lorca afectados por el terremoto que -hoy hace siete meses- asoló sus casas y, con ello, parte de sus vidas, ya que incluso perdieron sus recuerdos más preciados, volvieron a sonreír ayer. Lo hicieron para unas fotografías que no pretenden sustituir lo perdido pero sí darles un nuevo punto de partida.

Más de 200 afectados por el terremoto de Lorca fueron ayer los protagonistas del proyecto Help-Portrait, un movimiento mundial en el que fotógrafos realizan desinteresadamente retratos a gente sin recursos, para que también ellos puedan conservar y llevar consigo un pedazo de su historia.

El movimiento llegó a Elche de la mano de la Asociación de Artes Visuales y Fotográficas de Elche (Afelx) que pensó en llevarlo a cabo con los vecinos de Lorca, ya que en el terremoto, junto con lo material, perdieron prácticamente todos sus recuerdos.

L'Escorxador acogió la sesión fotográfica en la que la pericia de los profesionales y la calidez de los más de cien voluntarios sacó a los afectados la mejor de las sonrisas. Los colaboradores ayudaron en diferentes áreas, que incluyen desde realizar las fotografías a encargarse de la comida de los participantes, que fueron varias paellas. Así, la iniciativa se desarrolló junto a actividades lúdicas y un recorrido por la ciudad.

Además, conscientes de la importancia de la fotografía se contó con la participación de peluqueros y maquilladores del instituto La Torreta que ayudaron a que cada uno mostrara lo mejor de sí mismo.

También colaboró la Asociación de Patinaje de Elche, que además de ofrecer demostraciones, durante la mañana, se dedicaron a hacer llegar el material fotográfico a impresión, ya que por la tarde los participantes tenían que marchar con sus fotografías.

La presidenta de Afelx, Adelina Sánchez, explicó que tras conocer el movimiento Help-Portrait se pensó en los vecinos de Lorca, ya que "no podemos devolverles lo que perdieron con el terremoto, pero sí ayudarles a tener un nuevo comienzo".

Los vecinos por su parte, agradecieron esta iniciativa tan original y solidaria que "contribuye a darnos ánimos" en una situación en la que faltan, precisaron.

Alfonso González es uno de estos vecinos que en un momento lo perdió todo. La casa se le cayó encima cuando estaba con su familia. La fortuna quiso que no tuviera que lamentar ningún daño personal, ya que su mujer, la principal afectada de su familia, sufrió únicamente heridas leves. Pero además de ello, esta familia perdió su casa con todo lo que tenían. Su edificio quedó destruido y ya ni siquiera pudieron volver a por fotografías. Ayer, vino junto a seis miembros más de su familia, con los que se realizó varias fotografías. Ahora viven de alquiler en el mismo barrio, a un kilómetro de donde residían mientras esperan que los peritos del Consorcio de Compensación de Seguros terminen de realizar su trabajo, ya que la cosa "va un poco lenta".

La presidenta de la Asociación de Vecinos de la Viña, zona cero del terremoto, María Dolores Hernández, recordó que siete meses después del seísmo en el que miles de personas se quedaron sin casa, "hemos avanzado muy poco. Se trata de familias de un barrio trabajador, muchas de ellas en paro, y el dinero para reparar está llegando ahora, pero para construir no. Además, los comercios no tienen capacidad de funcionar, ni las familias de consumir". La responsable apuntó que esta jornada supuso "una inyección de alegría para los afectados", que a las pérdidas materiales han de añadir el daño psicológico y "nos sirve para seguir luchando y para que no se nos olvide". Para los vecinos de la Viña estas serán unas navidades tristes pero con el belén de siempre, que inauguran el próximo sábado.