En el transcurso de los días las calles se llenan de peatones que caminan a contracorriente con la mayor normalidad. Sin embargo, las vías públicas se convierten también a diario en un hervidero de problemas para una parte de los transeúntes.

Los invidentes forman parte de ese grupo de personas que han de sortear obstáculos que no alcanzan a la vista. La falta de semáforos acústicos es uno de los principales problemas con los que conviven a la hora de cruzar las calles. "Estos elementos están por el casco urbano y sólo por algunas zonas de la ciudad, pero no nos sirve de nada que los que hay instalados estén estropeados", afirman Pedro y Mari Carmen, un matrimonio de ciegos residentes en Elche.

Algo tan común como subir al transporte público también trae consigo dificultades para las personas invidentes. "En la parada tenemos que preguntar a la gente qué autobús ha llegado porque no vemos la letra y no sabemos adónde va", comenta Mari Carmen.

Es por ello por lo que, desde la ONCE, han reclamado al Ayuntamiento la necesidad de instalar paneles con información sonora en las paradas o anuncios de voz en el interior de los autobuses.

Las aceras con bordillos demasiado pequeños, los toldos de los comercios demasiado bajos, carteles en mitad de la calle... Además de los estorbos de la vía pública, las personas ciegas se enfrentan cada día a la falta de concienciación social. " La gente no se aparta por la calle cuando ve a una persona con problemas de vista, falta mucho respeto, no toman las suficientes precauciones, dejan los coches en doble fila cerca de las entradas a los edificios y eso nos perjudica mucho", comparten Pedro y Mari Carmen. En este sentido, la ausencia de señalizaciones cuando hay obras o agujeros en mitad de la calle también suponen un peligro para los invidentes.

"Uno de mis mayores problemas tiene que ver con las bicicletas, salen por todos los lados y como no las oímos lo tenemos muy difícil para percatarnos de que están", dice Paqui Ferrández.

Reclamos

Sin embargo, estos problemas no se reducen sólo en las zonas urbanas. Los ciegos han de lidiar con la falta de accesibilidad en lugares públicos. Según Bernardo Presas, delegado de la ONCE en Elche, entre sus reclamos se encuentra el de la necesidad de instalar paneles sonoros en lugares como la Oficina Municipal de Atención al Consumidor, audio descriptores en el Gran Teatro o el Centro de Congresos, cajeros automáticos adaptados...

Por otro lado, la inserción laboral es otra de sus batallas pendientes. "Las empresas no arriesgan por nosotros, los invidentes podemos desarrollar nuestro trabajo mejor que otros, sólo pedimos una oportunidad, nosotros también nos preparamos para trabajar en otros campos", dice Presas.