Ramón Urbán se ha preocupado de su trabajo por encima de todo, en un recorrido que empezó en la década de los 80 y que ha ido creciendo, obra a obra, hasta alcanzar el reconocimiento internacional. Toronto ha sido la última escala, mientras le gana tiempo al tiempo y supervisa los detalles de lo que será su presencia artístioca más cercana: grabados que no esconden su tradicional juego de volúmenes y joyas que nos recuerden otras civilizaciones.

Toronto, Miami son destinos en la actualidad para su obra...

Mis trabajos han estado en la feria Art Toronto, a finales de octubre, y allí he llevado parte de mis últimas obras, de diferentes formatos, para las distintas opciones de venta. Lo único que se tiene un poco en cuenta es que tanto en Toronto como en Miami -del 30 de noviembre al 4 de diciembre- la obra que suele gustar es de formatos grandes. Expongo en estas ferias, que suelen funcionar bastante bien, entre 15 y 20 obras, incluyendo tres esculturas. Todo es obra reciente, donde he intentado reducir componentes y elementos en los trabajos, pero intentando ofrecer cada vez una máxima expresión. Este año, he querido también que mi obra se conozca en Europa y, por ello, estaré igualmente en la feria italiana Art Padova, del 13 al 17 de noviembre.

¿Qué papel tienen las ferias en su trayectoria?

Es un complemento. El objetivo es mostrar mi trabajo y dar opción a nuevas relaciones con la gente del arte. Es una forma de entrar en contacto con las galerías, a parte de la función comercial que tiene. Y reconozco que así me han salido muchas proyectosÉ

Llegar hasta su situación actual no ha resultado fácil...

He llegado hasta aquí después de un esfuerzo tras otro. Todo comenzó en la década de los 80 con la primera exposición, después he invertido mucho tiempo pintando sin enseñar nada a nadie, siempre cuestionándome si lo que estaba haciendo tenía la calidad suficiente para que lo vieran los demás, siempre pidiéndome más a mí mismo... hasta que llega un momento que alguien dice que todo esto está muy bien, compruebas que tiene aceptación y que le gusta a la genteÉ Junto a ello, hay un instante en el me encuentro a gusto en una manera de expresión y es entonces cuando mi obra crece.

¿Cuáles son las señas de identidad de su trabajo?

Llegar a un punto en el que te encuentras satisfecho con lo que haces sólo se puede conseguir a través del trabajo constante e ir analizando lo que te va saliendoÉ Influye tu gusto y la educación visual que has tenido y lo que quieres llegar a expresar, ya que la gran mayoría de los pintores intenta expresarse con los mínimos medios para conseguir la mayor expresividad posible. Para mí, lo más difícil cuando realizas un trabajo es parar, decidir el final de la obraÉ

Su trabajo controla el espacio al milímetro, cuida especialmente el detalle y da la sensación de que todo, absolutamente, tiene un sentido...

Soy perfeccionista, intento cuidar mucho el detalle y el orden en las obrasÉ Siempre me ha interesado todo muy ordenado y el llegar a trabajar ahora en la madera es el resultado de haber pasado por diferentes procesos. Empecé con papeles dando formas como si fueran relieves; después utilicé volúmenesÉ hasta que al final opté por la madera como base par trabajar. Ahí es donde, realmente, me encuentro más a gusto y puedo producir trabajos más escultóricos e incentivando el volumen, lo que acaba siendo una pintura-escultura, o "pintoescultura" como a mí me gusta llamarle, lo que que no deja de ser una escultura en la pared.

¿Hacia dónde se dirige?

Lo que me gustaría es hacer piezas en gran formato para volver a participar en certámenes de pintura. Estoy muy ilusionado y tengo muchas ganas de trabajar con los condicionantes propios de las bases que imperan en los concursos. Tendría que llevar mis ideas a otros formatos y características, y tendría su complicación.

¿Qué está pasando en el arte en la actualidad?

A nivel general, la situación que tenemos en la pintura, por lo que yo veo, es que la fiesta se ha terminado. Y se han terminado las ferias espectáculo y se ha vuelto a lo que es en realidad la pintura. Ha desaparecido el espectáculo del montaje y la idea de llamar la atención con cualquier cosaÉ y sólo queda todo aquello que tiene un trasfondo, unas ideas y una trayectoria.

¿Parece evidente que la crisis ha servido para recuperar un poco el sentido del arte?

Creo que sí, y también para recuperar la credibilidad del arte y la fe en él. Ha habido unos años en los que se han organizado una serie de actividades que han despistado mucho a la gente. La crisis ha terminado con el espectáculo en el arte y ahora sólo queda el trabajo de calidad.

¿Se siente un privilegiado?

Vivo, disfruto y trabajo en el arte. Puedo hacer lo que me gusta y, además, le gusta a la gente. Este mundo es realmente muy complicado y yo he tenido la suerte de encontrar un hueco.