La ciudad de Elche se ha convertido durante los últimos 60 años en un punto indispensable por el que había que pasar para conocer a Miguel Hernández. La llegada de la familia del poeta, en enero de 1950, y el legado, custodiado por los herederos y el Ayuntamiento, han tenido la culpa de ello. Ahora, todo eso se diluye tras la ruptura por parte de la nueva Corporación del convenio firmado hace un año y que iba a permitir que los legajos hernandianos siguieran custodiados en la Biblioteca Central "Pedro Ibarra " durante dos décadas más.

Este recorrido vivencial está unido a la figura de la viuda del poeta, Josefina Manresa, quién firmó el primer convenio de cesión del legado con el Ayuntamiento socialista en 1986, y que llegaba a Elche en 1950 con su hijo Miguel para trabajar cosiendo ropa para niños y, según datos familiares, lo hacía tan bien que "en la tienda donde se vendían sus trajes decían que esa ropa llegaba de París". Y junto a ella, siempre estaban las cajas y cofres heredados con la herencia del poeta. Vivió en las calles Reina Victoria (donde, desde hace 23 años, la familia trabaja en una Administración de Lotería, la número 7) y Mare de Déu dels Desamparats... y allí custodiaba y velaba por la obra del que había sido su marido. Joan Pamies, estudioso hernandiano y amigo de los herederos, reconoce que "he vivido una sensación extraña, acompañé a Josefina a entregar el legado y, ahora, me ha tocado hacer el recorrido a la inversa, junto a Lucía Izquierdo y otros investigadores, y sacar los documentos de la Biblioteca Central". No puede evitar pensar que, "desde 1950, Elche ha sido una referencia constante en el mundo hernandiano. Al repasar, junto a otros especialistas, las cajas con los legajos nos acordamos de la cantidad de cartas que hay dirigidas a Elche, desde premios Nobel como Neruda o Aleixandre a investigadores, políticos, sindicalistas, historiadores, cantautores y músicos que han pasado por aquí. Orihuela es donde nació, pero realmente desde el año 50 el referente para la gente hernadiana o para la gente que ha querido divulgar la obra en la época actual ha sido Elche. Además, aquí está la Universidad con su nombre y aquí estaba, hasta hace unos días, el legado", concluye Pamies.

La Banda al Mérito Civil y el litigio con la UMH

En los últimos días de vida, Josefina Manresa recibió del entonces vicepresidente de Gobierno, Alfonso Guerra, la comunicación de que había sido distinguida -tras aprobarse en el Consejo de Ministros- con la Banda al Mérito Civil por su labor de salvaguarda de los textos y de la obra de Miguel Hernández. Fue en diciembre de 1986. Nunca recogería esa distinción porque la viuda del poeta moría en febrero de 1987. Tendrían que pasar más de seis años hasta que el presidente Felipe González le entregara a la nieta María José Hernández, en la Moncloa, el reconocimiento. Cinco años después de aquello (1998), apareció el conflicto entre los herederos y la Universidad Miguel Hernández, a la que se prohibió usar el nombre del poeta al detectar que la institución académica quería registrar la denominación. El conflicto se resolvió con celeridad y el nombre de la Universidad ilicitana quedaba a salvo para "poder seguir usando la denominación por deseo expreso de la familia", según los representantes legales de los herederos. A. j. s.