Son, en su mayoría, chicos y chicas jóvenes para despertar mayor curiosidad. Se ubican en las calles céntricas, a la salida de edificios sanitarios, en las grandes avenidas y buscan captar socios. Muchas ONG han escogido este método con la finalidad de conseguir colaboradores que realicen donaciones para hacer realidad sus proyectos benéficos en los países más necesitados del mundo.

El único truco para acercarse a la gente: saludar de manera educada y con una sonrisa, identificarse y preguntar si conocen la asociación y los protectos que realizan.

Estos trabajadores pueden localizarse a diario en Elche en lugares muy concurridos como, por ejemplo, en la Glorieta, la plaça de Baix, la avenida de la Comunidad Valenciana, Reina Victoria...

De la mano de distintas asociaciones sin ánimo de lucro como Acnur, Aldeas Infantiles, WF/Adena... los captadores de socios se han dejado ver durante el verano y durante estos días por la ciudad y se han topado con la crisis como el principal hándicap. "Encontramos diversos estereotipos como la gente que no te escucha o la que te dice que no quiere colaborar simplemente, las personas que quieren ayudar pero no pueden porque están en el paro y los jóvenes, que son los que más sensibilizados están y no les viene tan mal colaborar", explica Carolina García, captadora de donantes de Acnur. Esta ONG, que trabaja con refugiados en todos los continentes del planeta, señalan que "con esta campaña cara a cara en plena calle sí se consiguen fondos para emprender sus proyectos, y si no fuera realmente efectiva no la pondrían en marcha".

La Cruz Roja es otra de las asociaciones altruistas que desarrolla actuaciones de búsqueda de socios vía telefónica y que tiene previsto iniciar un plan en la calle, ya que en su última campaña lograron 900 socios tan sólo en seis meses, según apuntan desde la entidad.

La falta de sensibilización es otro de los obstáculos que se encuentran muchos de los empleados de este sector cuando solicitan la colaboración de los ciudadanos. "Sabemos que la gente no está en su mejor momento para hacer donaciones, pero pedimos pequeñas cantidades al mes y no exigimos permanencia. La gente tiene que saber que si aquí se está mal, allí se está peor", afirma García.

Así, diversos jóvenes han elegido un trabajo con el que pueden hacer posible gracias a las colaboraciones el asilo humanitario, aportar soporte básico como agua, alimentación y luz, ayudar a los niños más necesitados, o en defensa de la naturaleza.