El elevado número de solicitudes de matrícula para el bachillerato nocturno ha vuelto a superar, como ya ocurrió en los dos años anteriores, la oferta docente de los institutos de Carrús y La Asunción. De hecho, hasta el momento, pese a los esfuerzos realizados para distribuir a los inscritos, desde las juntas directivas de los dos centros educativos se calcula que, al menos, una treintena de estudiantes se quedarán sin plaza para el curso que comienza el próximo jueves. Y todo ello a pesar de que, entre los ocho grupos que ambos poseen, se han aceptado más de 350 instancias y que, en algunas clases, más de 50 estudiantes tendrán que compartir una misma aula.

En el IES La Asunción, hasta el momento, después de una intensa semana de matriculaciones, se han realizado unas 165 inscripciones, y todavía se esperan algunas solicitudes más. De este modo, aunque la ley valenciana establece en 35 personas la ratio máxima para clases de bachillerato, el límite se ha tratado de establecer en 40, con el fin de garantizar un buen funcionamiento de la clase, aunque en algunos casos se han visto obligados a superar el medio centenar.

La jefa de estudios de nocturno, Mercedes Montes, asegura que esta situación se viene produciendo durante los tres últimos años, "desde el comienzo de la crisis", y que la saturación en las aulas está generando malestar entre algunos estudiantes y docentes. Por eso, considera que sería recomendable conseguir algún grupo más, especialmente en la rama de Humanidades, para afrontar el constante aumento de la demanda de estas plazas, o al menos disponer de más profesores para realizar desdobles en las asignaturas comunes más habituales. En este sentido, desde la junta directiva del centro educativo, se asegura también que, en diversas ocasiones, se ha trasladado esta situación a la Generalitat, sin obtener una respuesta satisfactoria.

En Carrús, que el año pasado contó con más de 220 alumnos de esta modalidad, la situación es todavía más difícil y este curso no parece que vaya a mejorar. Ana Guilabert, la jefa de estudios de nocturno, precisa que, hasta ahora, en segundo de bachillerato, tienen una lista de espera de una veintena de personas y que, aunque algunos podrán recolocarse, sobre todo en aquellos que tienen que cursar pocas asignaturas, "muchos no tendrán la oportunidad de entrar este año". Según cuenta, en Ciencias están "más relajados" porque la gente huye de asignaturas como Física o Matemáticas, pero en Humanidades, donde la gente acude en busca de asignaturas como Griego o Latín, las soluciones son complicadas. En concreto, en asignaturas como Historia, en segundo de bachillerato, podrían llegar a coincidir hasta 48 alumnos, lo que supondría un considerable problema si no fuera porque, normalmente, un porcentaje relativamente elevado acaba dejándolo a mitad de curso.

Adultos, desempleados y menos motivados

El alumnado de bachillerato nocturno, en teoría destinado principalmente a quienes, por cuestiones personales o laborales, no pueden asistir al horario diurno, ha ido experimentando un importante cambio en los últimos años. Según explica Mercedes Montes, jefa de estudios de nocturno del IES La Asunción, el antiguo perfil del trabajador que, tras acabar la enseñanza obligatoria, lograba sacar un hueco para estudiar por las tardes "casi ha desaparecido". Ahora, por el contrario, gran parte de los matriculados suele ser "gente rebotada", que dejó los estudios hace años y que, como no encuentra un empleo, decide ampliar su formación.

Esta transformación, junto a la dificultada añadida que supone la saturación de las clases, ha provocado, según Mercedes Montes, un empeoramiento del nivel de este tipo de enseñanza. "Muchos llegan con menos ganas, normalmente obligados por sí mismos, porque no tienen nada mejor que hacer, pero sin ningún tipo de motivación", explica. Y este punto de vista coincide con el de Ana Guilabert, jefa de estudios de nocturno en el IES Carrús, que ha observado un importante incremento de los alumnos que provienen de las escuelas de adultos y de los que repiten en diurno. En gran parte de ellos, ha detectado "la falsa expectativa de aprobar con facilidad", porque creen que el nivel es inferior, lo que habitualmente conlleva al abandono "cuando se dan cuenta de que estaban equivocados".