La última puerta de las escaleras de piedra que parten de la sacristía de Santa María conduce a una estancia amplia y umbría en la que, además de un pequeño retablo, se conservan arcones y tableros de madera. Esquivando sillas y escritorios cubiertos por una sábana, en un escondido rincón, una llave de hierro hace girar la cerradura de un portón chapado. Y, cuando por fin se abre, una luz azulada ilumina una sala estrecha y vertical en la que se alzan dos estanterías de aluminio abarrotadas de cajas de cartón, legajos y volúmenes amarillentos.

Escritos a mano o impresos, y raramente decorados con ilustraciones, estos documentos contienen, sobre todo, datos administrativos de la parroquia y textos religiosos. Aunque muchos tienen tres, cuatro y hasta cinco siglos de historia, resulta casi imposible calcular su valor material. Pero, debido a su capacidad para traslucir las costumbres, el pensamiento y la estructura de muchas de las instituciones y las familias que antaño constituyeron Elche, estos volúmenes y legajos constituyen unos verdaderos tesoros del pasado grabados con tinta sobre pergamino y papel.

Joan Castaño, archivero del Patronato del Misteri, explica que lo que aquí se conserva y custodia, con todo el celo y la seguridad que les permiten los medios de los que disponen, son los documentos que no se quemaron en el incendio que, en la Guerra Civil, asoló la iglesia y el despacho parroquial. La mayoría son libros de cuentas y de gestión de los bienes eclesiásticos, pero entre ellos se encuentran auténticas joyas artesanales, artísticas o históricas que recogen fragmentos del pasado ilicitano a través de expedientes y, en un ejemplar, de precisos árboles genealógicos.

Según cuenta, en 1952, el anterior archivero, Juan Gómez Brufal, impulsó la restauración de esta colección y la creación de un pequeño museo, que dejó de funcionar a finales de los 70. Después de hacerse cargo de este legado, en el 82, Castaño y Ana Álvarez, documentalista del ayuntamiento, acondicionaron los ejemplares y los clasificaron en un catálogo que publicaron en el 96. Y ahora, el archivo se encuentra a la espera de una nueva fase de rehabilitación que mejorará el sistema de almacenamiento y creará una sala para la investigación. De esta forma, estos bienes documentales podrán ser consultadas, con mayor facilidad, para rescatar una parte de la historia de la ciudad.

La referencia escrita más antigua del Misteri

Entre los tesoros que alberga el archivo de Santa María, uno de los más valiosos, desde el punto de vista histórico y documental, es un testamento fechado en el año 1523. Dictado por Isabel Cano, este pergamino, restaurado hace apenas 4 años y perfectamente conservado, incluye entre sus designios una donación a una solemne celebración protagonizada por sacerdotes y realizada en la basílica el 15 de agosto. En ningún momento se realiza una referencia directa a La Festa o al Misteri, pero todo hace indicar que este legado constituye la primera mención, aunque indirecta, hasta la fecha conocida sobre el drama asuncionista.