La Asociación de Afectados del Camp d'Elx acumula ya a sus espaldas bastante tiempo de lucha con el fin, como recuerda su presidente, Pablo Beneit, "de buscar una solución técnica que les permitiera mejorar la calidad de los vertidos". Sin embargo, como confiesa indignado, "una y otra vez nos hemos encontrado con las trabas de la Confederación Hidrográfica del Júcar, que siempre se ha negado a atender nuestras peticiones de cero analíticas y a ser considerados, como la norma indica, vertidos de escasa consideración y que, por tanto, sea la CHJ la que verifique la calidad de los vertidos procedentes de nuestras viviendas analizando exclusivamente los parámetros que exige la norma, y que son el DBO, el DBQ y los sólidos en suspensión, y no todos los que nos piden a nosotros y que son los que se les exige a la depuradora municipal de Elche, por ejemplo". En este sentido, detalla que, de media, costean unas dos analíticas anuales con un coste de 1.000 euros cada una.

Ahora los afectados han decidido dar un paso más en lo que el presidente califica de "último intento de diálogo" por parte del colectivo. Así, a finales de la pasada semana comenzaron en casa de Pablo Beneit las obras para la instalación de un sistema de fitodepuración totalmente ecológico, ya implantado con éxito en otros países como Canadá y Estados Unidos, y que es el que les ha propuesto la empresa III Milenium Ecoagua.

Para ello, el departamento de Química Agrícola, Geología y Edafología de la Universidad de Murcia, bajo la dirección del catedrático Luis Almela Ruiz, será el encargado de realizar un estudio que, en principio, está previsto que se desarrolle a lo largo de un año, aunque dentro de seis meses ya se podrán conocer los primeros datos, según revela Pablo Beneit.

El responsable de la plataforma de afectados concreta que la investigación "pretende demostrar a la Confederación que los afectados siempre hemos querido encontrar una solución técnica que nos permitiera mejorar la calidad de nuestros vertidos, algo que nunca ha hecho el organismo de cuenca, que es quien tendría que encargarse de velar por la integridad de nuestros acuíferos y nuestras aguas".

El sistema, como señala Beneit, "se está colocando artesanalmente, con mantas geotextiles y tela de PVC, para que sea impermeable, y en esa zona se plantan algunas especies vegetales, como carrizos, para que absorban los nitratos y los fosfatos de las aguas". ¿El resultado? "Una depuración natural forzada por aire", precisa el presidente de la asociación. Paralelamente, también se está creando una balsa de fitoevaporación y un depósito estanco, también con vegetación, para almacenar los excedentes de agua en épocas invernales con menos evaporación y poder utilizar así ese caudal para riego. No obstante, Beneit apunta que "la Confederación nos gravaría con más controles y nos pondría más pegas, a pesar de que estaríamos aprovechando el agua que, además, ya estaría depurada".