Eran las once de la noche cuando la dueña de una casa de campo de Algoda salió al porche para darle de comer al perro. Al atravesar la puerta vio que en la repisa de la ventana había una serpiente, por lo que sigilosamente volvió a la vivienda y avisó a su marido para que actuara. "He visto muchas culebras pequeñas por aquí, pero nunca una tan grande. Intenté hacerme con ella con las pinzas de la barbacoa porque no quería que se escondiera, pero se me escapó y se enroscó en la mesa de la televisión. Le dije a mi mujer y a mi hijo que me trajeran unas cañas de las tomateras porque había visto en un documental que son útiles en estos casos. Mientras tanto, volví a cogerla con las pinzas, pero en esta ocasión la agarré con por la cola y comenzó a oscilar. Entonces me mordió en el dedo", explica Pedro José Valverde, quien asegura que el animal imponía por su longitud.

En ese ínterim llegó el hijo con las cañas y Pedro José golpeó el reptil en el lomo. "El objetivo era poder dormir tranquilos. Vivimos diez minutos de tensión, mi mujer estaba muy nerviosa, pero cuando la golpeé con las cañas a penas volvió a moverse. Entonces me eché agua en el dedo y succioné varias veces por si era venenosa".

A continuación, metieron el reptil en varias bolsas de plástico y llamaron al 112 para dirigirse al Hospital del Vinalopó, donde el paciente permaneció en observación ocho horas para ver la evolución de la mordedura. "Me han dado unos antibióticos y una vacunación especial porque el Seprona me dijo que parecía una serpiente venenosa procedente de fuera de España, por lo que habría que sensibilizar a la población para que no se deshaga de sus mascotas en cualquier lado", indicó este ilicitano que ya se encuentra de vuelta en su casa.

Por su parte, los especialistas en reptiles del Río Safari han señalado que se trata de una culebra herradura autóctona de esta zona que no es venenosa y que suele huir cuando se siente amenazada. Por fortuna, todo ha quedado en un gran susto.