El otro gran protagonista de la jornada de ayer en el campus de Elche, como no podía ser de otro modo, fue el rector saliente, Jesús Rodríguez Marín, que entonó un discurso de despedida con la voz a punto de quebrarse y cuyo punto y final lo pusieron los aplausos de extensos minutos de duración y con los asistentes en pie.

El ya exrector se llevó el cariño de los presentes, el mismo que él quiso trasladar en su discurso que desde un principio quiso que no fuera de tristeza sino de alegría por el nuevo ciclo que se inauguraba en la UMH, la que ha sido su casa durante 14 años y en la que seguirá trabajando ahora como profesor e investigador.

Sus palabras fueron en primer lugar de agradecimiento a toda su familia por las horas que ha restado a su esposa e hijos en favor de dirigir una Universidad que se ponía a rodar en 1997. Y seguidamente a toda la comunidad universitaria y todos aquellos entes que desde fueran han contribuido a hacer grande la UMH.

Afirmó que lo más difícil fue el principio, aseguró que su equipo y él hicieron todo lo que pudieron y más "para dar vida y sentido a esta universidad dinámica, moderna, y emprendedora a la que aspirábamos y a la que aspiramos".

Indicó a su vez que cometió errores pero que no creía que ninguno voluntario, y llegó a pronunicarse en el sentido de que consideraba que el proyecto del profesor Pastor Ciurana ha sido la mejor opción para la UMH

"Mi viaje a Ítaca ha terminado, Ha sido un viaje largo, lleno de aventuras y lleno de emociones, un viaje en el que cada día he hecho aquello que se podía hacer, soñando con lo que se podría conseguir al día siguiente, Y en algunas ocasiones lo hicimos porque no sabíamos que era imposible. Lo hecho, hecho está, y ahora lo que queda es el futuro", dijo el exrector.