"Ponme un cuarto de jamón". Así, entre bromas, expresaban su sorpresa los clientes de la cafetería Zodiac, situada en la zona de la plaza de Madrid, hace unos meses, cuando comprobaron que para pedir su café y su tostada para el desayuno era necesario sacar número como en la carnicería o en la pescadería.

"Por las mañana viene mucha gente y es muy complicado controlar quién ha entrado antes o después. Por eso, nos decidimos por este sistema de números, que nos permitía evitar posibles enfrentamientos entre los clientes y que, además, ha sido muy bien recibido por todos", explica Antonio Navarro, el propietario del establecimiento.

Sin embargo, el hecho de tener que recurrir a una máquina que da turno no es casual. Hace un año aproximadamente, Antonio Navarro empezó a ver que la crisis tampoco había pasado de largo por su local: "La cosa estaba muy mal y había que buscar alguna solución que nos permitiera mantener este negocio. Era cuestión de supervivencia", confiesa. Así las cosas, se le ocurrió una solución: de dedicarse de forma especial a las cenas pasó a especializarse en ofrecer café y tostada a un euro, entre las nueve y las doce de la mañana. Poco a poco, la voz se fue corriendo y, a día de hoy, son más de 200 las personas que pasan cada mañana por su cafetería, tanto de las proximidades como de otros puntos un poco más alejados, como de la zona de los depósitos del agua o del entorno de la plaza Primero de Mayo.

El propietario relata que "de lo que se trata es de aguantar el bache como se pueda, y no de ganar dinero, tanto pensando en nosotros como negocio como pensando en la gente que viene como cliente, ya que está acostumbrada al ritmo de vida de antes y con la situación actual es imposible. Por eso, nos dimos cuenta de que, si al final la gente no salía, y más con la competencia que hay, teníamos que echar las persianas".

Inicialmente, Navarro era consciente de que era una apuesta arriesgada. "No es un local muy grande y no sabíamos si íbamos a ser capaces de mantenernos, pero la gente ha respondido incluso mejor de lo que esperábamos", puntualiza.

"Venimos porque está muy bien el precio de los desayunos, no tenemos ninguna necesidad de pagar el doble por lo mismo, y casi sale más barato que desayunar en casa, donde, además, tienes que prepararlo y fregar", relatan Luisa Fernández y Mari Nieves Verdú, dos amigas que ya se han convertido en incondicionales de esta cita a la que no faltan ninguna mañana. Por su parte, Paqui Montero apunta que "los precios están muy bien, también los de los menús". En este sentido, reconoce que "por un euro no merece la pena quedarse en casa porque el que más y el que menos se lo puede permitir".

Junto a los desayunos a un euros de lunes a viernes, el establecimiento también ofrece menús caseros de lunes a sábado por seis euros; almuerzos, de lunes a viernes, por tres euros, con bebida y un plato combinado, en el que, además de lo que elige el cliente, no faltan el huevo y las patatas; y bebida y tapa por dos euros, con una carta que ofrece hasta 40 posibilidades diferentes. Sin embargo, junto al precio, el responsable del local también tiene como máxima, como afirma, "la calidad y el trato a la gente". Y es que, como admite, "mucha gente del sector decía que era imposible mantener estos precios, que nos veríamos obligados a bajar la calidad, pero tenemos muy claro que no podemos engañar al cliente. Lo importante es que la gente siempre salga contentar para que vuelva"... Y, al menos por ahora, parece que lo ha conseguido.