Con el objetivo de recuperar y recordar formas de entretenimiento olvidadas, demostrando que la diversión no es patrimonio exclusivo de la Play Station 3 o la conexión ADSL, y que el verbo "jugar" implica pisar la calle, sudar y utilizar la imaginación, la facultad de Ciencias Sociosanitarias de la Universidad Miguel Hernández celebró ayer un encuentro de juegos tradicionales. El acto fue idea de los estudiantes del tercer curso de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (CAFD), inspirados por el contenido de la asignatura "Juegos Tradicionales", que imparte el profesor David González-Cutre, organizador del evento. El docente explicó que "es la primera vez que se realiza esta actividad, y va dirigida a todos los alumnos de la universidad. Confíamos en que tenga buena acogida y se siga celebrando los próximos años". El objetivo es recuperar la tradición en su faceta más divertida. Para ello se pusieron en práctica actividades como el canut, juego popular valenciano que consiste en colocar un cilindro en posición vertical dentro de un círculo pintado en el suelo. Sobre el canut se disponen monedas, que en este caso fueron chapas (de nuevo, la crisis) y, desde cierta distancia, se intenta derribar el cilindro. Gana quien consiga sacar el canut del círculo dejando el máximo número de chapas dentro del mismo. Pau Miralles, alumno de primero que consiguió el récord en esta modalidad con 64 puntos, valoró positivamente "la forma de recuperar la tradición a través del deporte".

En algunos juegos no se pudieron utilizar sus herramientas reglametarias. Por ejemplo, el rudo y trabajoso juego vasco de talar troncos con un hacha, devino ayer en una versión mucho menos sacrificada, que consistió en serrar cilindros de gomaespuma con un serrucho de fabricación casera. Algo que probablemente inquietaría a más de un aizkolari (deportista que práctica la tala de troncos). Pero sin duda, la interpretación más libre de un juego tradicional, y que acabó convirtiéndose en la estrella de la jornada fue el cocodrilo Juancho. Un hinchable de dos metros al que se le instalaron unas ruedas y sobre el que los participantes se subían mientras otros los arrastraban por un circuito. Según David González-Cutre, Juancho "imita el arrastre de piedras que se hacía antiguamente".

María Amparo Coves, una de las coordinadoras del juego escala i corda (variedad de pelota valenciana) se mostró "encantada" con la participación (cerca de 90 personas) e instó a que en próximas ediciones "vengan alumnos de toda la universidad, no sólo de CAFD". Además, destacó "la importancia de seguir particando estos juegos" y remarcó su caracter "económico, crativo y alegre".