Sasi Kumar estuvo ayer en Elche para mantener un contacto con la Concejalía de Cooperación y también en Alicante para hacer lo propio con el área de Bienestar Social, entre otros compromisos. Durante casi un mes, dará charlas en centros educativos y ante colectivos de padrinos que próximamente viajarán a la India para observar la obra de la Fundación Vicente Ferrer.

¿Qué recuerdo tiene de cómo la fundación contribuyó a cambiar la vida de su familia?

El recuerdo que tengo es que mis padres tuvieron que pedir un préstamo, pero ni aún trabajando los dos podían pagarnos la educación a mi hermano y a mí. La fundación de Ferrer nos ayudó no sólo permitiéndonos que nos formáramos, sino también ayudándonos para poder alimentarnos y vestirnos. Sin esa ayuda yo no hubiera podido recibir educación. Eso fue cuando tenía 9 ó 10 años y nos ayudaron hasta que tuve 20.

¿Qué mensaje viene a difundir?

Ésta es la quinta vez que vengo a España y lo que cuento es cuál es la situación y cómo se vive en la India rural, cómo funcionan las escuelas, cuáles son las costumbres, etcétera. Doy charlas en centros educativos, pero también a los padrinos que en julio y agosto probablemente vendrán a la India para conocer el trabajo que allí se hace. Suelen viajar unas 2.000 personas e intentamos explicarles con qué se van a encontrar.

¿Y cómo es la vida allí?

En la zona rural donde actuamos casi todas las familias dependen de los cultivos, principalmente del cacahuete, pero en ocasiones las plantaciones no salen adelante. Es aquí donde intentamos variar la producción, introduciendo chirimoyas o mangos. Además, tratamos de ayudar a las mujeres con microcréditos para que puedan comprar vacas y búfalos, de manera que puedan subsistir las familias y también en caso de que las cosechas no salgan adelante. También construimos viviendas frente a lo que están acostumbrados allí: chozas donde entra el agua cuando llueve y los insectos. De este modo también conseguimos que las mujeres que pierden a sus maridos, las cuales no se pueden volver a casar, al menos tengan un hogar donde tener una cierta seguridad.

¿En qué momento se encuentra la fundación?

Trabajamos en Anantapur, que acoge a unos 4 millones de habitantes, pero ahora hemos empezado a actuar en otra zona, en Kurnool, donde hay tribus que viven en bosques, en cabañas, y donde los niños no tienen escuela, ni atención sanitaria y las familias viven, por ejemplo, de la miel. Aquí estamos empezando a hacer nuestra labor y de hecho ya se ha construido una clínica.

¿Parece que pese a muchos años de trabajo, la situación de pobreza de la India es irreversible?

India es muy grande y hay muchos problemas, como la discriminación sobre la mujer, por citar sólo alguno. La fundación está haciendo su trabajo paso a paso. Además de actuar en áreas de educación o sanidad también estamos ayudando cuando se producen maremotos y terremotos, y la fundación incluso ha construido 2.000 casas. Hay mucho trabajo y vamos paso a paso.

¿Están notando que debido a la crisis haya bajado el número de apadrinamientos o el flujo de las distintas ayudas que venían recibiendo?

No, incluso hemos tenido más. La gente y las instituciones siguen ayudándonos, por lo que se ha incrementado el nivel de apadrinamientos. Actualmente estaremos en unos 140.000 niños apadrinados.

¿Cómo nos mira usted?¿Tiene la sensación de que estamos vacíos por dentro y que estamos perdiendo en valores?

India es espiritual. Aquí sólo veo a los mayores que acuden a las iglesias. Allí tanto adultos como niños son muy espirituales. Desde por la mañana se le saluda a Dios con una pequeña oración antes de empezar a trabajar o ir a clase. En la India vamos muy tranquilos y sonrientes, y aquí no lo veo. Las personas van deprisa por el trabajo e incluso ni te miran. Eso es perder un poco el respeto a los demás.

¿Tan distintos somos?

Somos iguales, aunque cuando una persona está acostumbrada a tener cada vez más cantidades de cosas, es consumista, va perdiendo el respeto a la naturaleza, y la naturaleza se enfada. Tú tienes que transmitir amor todo el día, en cada momento, desde que te levantas hasta que te acuestas, porque eso te permitirá estar en calma. Y también deben sonreír más. Cuando más ríes, tu salud mejora. Otra cosa es que allí te ofrecen lo mejor de lo poco que tengan, te abren las puertas y las familias te lo dan casi todo.